El proceso judicial contra Lula reveló toda serie de irregularidades. La derecha brasileña siente temor por el crecimiento del expresidente y líder sindical.
Por Mariano Schuster
Tomado de http://nuso.org (apartes) / agosto de 2017
Tomado de http://nuso.org (apartes) / agosto de 2017
El juez Sérgio Moro condenó al
ex-presidente Luiz Inácio Lula da Silva a nueve años y medio de prisión y, de
ser confirmada la sentencia, puede inhabilitarlo a presentarse como candidato
el próximo año. ¿Este juicio es realmente una investigación por corrupción o
forma parte de una estrategia de difamación y desprestigio del exlíder del
Partido de los Trabajadores (PT), tal como afirman sectores progresistas del
país?
La Operación Lava Jato es algo inédito
en Brasil. Siempre se supo o se sospechó de una trama de corrupción que ligaba
a los grandes empresarios con los líderes políticos, pero es la primera vez que
sale a la superficie algo de este nivel, con tantos nombres importantes de la
elite económica y política involucrados y que acabaron presos. La investigación
tiene un claro sesgo antipetista, como se refleja en el famoso powerpoint del
procurador Deltan Dallagnol en el que Lula es el blanco principal, y es algo
que también se desprende si uno mira la desproporción en la cantidad de líderes
petistas presos. Lo irónico es que este tipo de investigaciones se hicieron
posibles gracias al esfuerzo del PT por darle mayor transparencia y responsabilidad
al gobierno, cosa que el mismo juez Moro reconoció en la sentencia que condenó
a Lula.
La defensa de Lula apeló el fallo del
juez Moro afirmando que este contiene «contradicciones, oscuridades y
omisiones». ¿Exactamente a qué tipo de errores y planteos opacos se refieren?
¿Cuáles son los puntos más controvertidos del fallo?
Son aspectos técnicos, como la omisión
que hace el juez Moro de las pruebas que demuestran que la constructora OAS
ejercía la propiedad del tríplex, o la omisión del análisis técnico del
contrato según el cual no habría en ese documento rasgaduras intencionales,
etc. Los aspectos más controvertidos tienen que ver con la inexistencia de
pruebas de que el tríplex perteneció a Lula; inexistencias, por ende, de algo
que pruebe que la reforma benefició al ex-presidente y de que esta se costeó
con recursos provenientes de la corrupción en Petrobras.
La sentencia a Lula se produjo solo un
día después de la aprobación de una reforma laboral que liquidaba buena parte
de los derechos de los trabajadores y flexibilizaba el mercado laboral. Además,
se produce en un clima de confrontación política contra el gobierno actual,
cuya popularidad es cada día más baja. ¿Qué relación existe entre el fallo y el
clima político que se vive en Brasil con el gobierno de Michel Temer?
Hay muchas coincidencias entre los
resultados de la investigación Lava Jato y hechos políticos como la decisión
del juez Moro de difundir una charla telefónica entre Lula y Dilma Rousseff
días antes de la asunción de Lula como ministro de la Casa Civil, o la decisión
del magistrado Zavascki de autorizar que se abriera una investigación contra
Lula y Dilma un día antes de que la presidenta apartada leyera su carta en
respuesta a la destitución (impeachment). No creo que la condena a Lula se haya
hecho con el objetivo de desviar la atención de la reforma laboral, que al fin
y al cabo se aprobó en Diputados antes de pasar al Senado. Creo más bien que la
condena es una demostración de fuerza en respuesta a las acciones del gobierno
actual que buscan deslegitimar y debilitar la operación Lava Jato, como quedó
en evidencia la semana pasada con la reducción a la mitad del equipo de hombres
y el presupuesto destinado al área de la Policía Federal a cargo de las
investigaciones.
Lula parece ser el candidato con mayores
posibilidades de garantizar un triunfo del progresismo en Brasil. Por un lado,
esto habla de una fortaleza del ex-presidente y dirigente histórico del PT. Por
otro, podría expresar la incapacidad del partido de generar nuevos liderazgos
que tomen el relevo de los antiguos. ¿En qué situación se encuentra hoy el PT y
qué podría suceder de cara al proceso electoral del próximo año?
A Lula lo beneficia el éxito logrado en
su presidencia, no solo lo beneficia su carisma. Ese éxito fue el que llevó al
poder a varios dirigentes de izquierda en algunos estados del nordeste, que es
donde las acciones del gobierno petista tuvieron más impacto. Creo que el PT
seguirá imponiéndose en esa región del país, que es la que concentra a un
tercio de los votantes independientes de Lula. Donde el PT sufrió su peor
derrota es en el sur-sudeste, la zona más poblada y rica del país. Ahí es donde
el partido va a necesitar reinventarse. Hay nombres que pueden ponerse al
frente de esa reinvención, como el del ex-intendente Fernando Haddad. Pero la
alternancia en el poder es normal. Y una derrota en las próximas elecciones
tampoco sería el fin del PT. Si al partido le toca mantenerse en la oposición,
sin duda aparecerán nuevos líderes, no tan fuertes como Lula, pero aun así lo
suficientemente sólidos como para colocar nuevamente al PT en el poder.
Fernando Guarnieri es analista
político. Es magister y doctor en Ciencia Política por la Universidad de São
Paulo (2009).
Traducción: Cristian De Nápoli
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