Secretario General (e) del PTC
El domingo 26 de agosto
concluyó la primera parte de un proceso que buscaba propinar un golpe
contundente a la corrupción en Colombia, que solo si se tienen en cuenta los
recursos públicos que se sustraen por diversos métodos criminales, llega a una
cifra calculada entre cuarenta y cincuenta billones de pesos al año. Este
proceso, originado en la iniciativa de la Alianza Verde de recoger firmas para
solicitar una consulta popular donde la ciudadanía opinara con su voto frente a
siete temas seleccionados, obtuvo 4,5 millones de firmas que lo respaldaron. El
Senado de la República, pese a los pataleos y las condiciones que trató de
imponer el uribismo, aprobó mayoritariamente convocar la consulta.
La consulta anticorrupción,
como correctamente se le llamó, se convirtió así en bandera unitaria de todas
las fuerzas políticas de oposición que encabezadas por sus más connotados
dirigentes realizaron desde las presidenciales una extraordinaria campaña para
movilizar a la ciudadanía y llamarla a participar en la consulta. Otras
fuerzas, como los partidos que hoy se reclaman “independientes”, Cambio
Radical, la U y el Partido Liberal, se sumaron al respaldo pero muy poco
aportaron en la propaganda, la pedagogía y el llamado a sus bases a participar
de manera entusiasta. El presidente electo Duque expresó su tímido apoyo pero
se encontró con el rechazo claro de su mentor y jefe político del Centro Democrático
Álvaro Uribe. Algunos mandatarios locales cumplieron con el deber de promover
la participación en la consulta, pero otros, como el alcalde de Bogotá Enrique
Peñalosa, guardaron un silencio sospechoso e hicieron notoria su actitud de
indiferencia.
Pese a los pronósticos
pesimistas en cuanto a la amplia participación ciudadana y lograr superar el
umbral del 33% del censo electoral, Colombia salió a votar contra la
corrupción. La votación, según los últimos reportes, 11.671.420 sufragantes, aunque
no supera el umbral requerido es un hecho histórico que sólo los corruptos y el uribismo agrio y duro podrán
calificar como una derrota para los colombianos o un pasaporte de impunidad
para los defraudadores del erario. Es un triunfo de los ciudadanos libres. Es
un golpe muy fuerte contra los políticos corruptos pero también, y aunque los
medios de comunicación y aún algunos promotores de la iniciativa no hablen de
ello, contra la corrupción del sector privado, contra los responsables de los
sobornos y saqueos de Odebrecht, de Reficar, de las EPS; de los responsables de
que se caigan puentes y edificios y de que no lleguen las raciones escolares a
los niños colombianos.
Los resultados de la consulta,
como acertadamente señalaran las palabras de Marcelo Torres, “Muestran las
contradictorias tendencias de la Colombia de hoy. El ascenso de la potente
corriente de quienes quieren un país mejor, que repudian la corrupción… Y al
tiempo, la considerable porción de la población carente de comprensión de la
necesidad de movilizarse en esta y en las otras grandes luchas que pueden
acabar con los males del país y labrar un futuro mejor”. Evidentemente, el gran
derrotado fue el expresidente Uribe y sus más cercanas huestes, quien después
de aprobar la consulta en el Senado, de frente y soterradamente se opuso y
trató de sabotear el trascendental pronunciamiento ciudadano.
La lección de la consulta es
la misma de las pasadas elecciones presidenciales: la posibilidad real de
vencer a los enemigos de la paz y el progreso de Colombia tiene como condición
indispensable la más amplia convergencia de fuerzas políticas, sociales y
ciudadanas alrededor de objetivos comunes y precisos, de un programa mínimo, de
un “acuerdo sobre lo fundamental”, sin sectarismos ni exclusiones.
Por nuestra parte, como
Partido del Trabajo de Colombia, PTC, integrante de la Alianza Verde, estamos
satisfechos del deber cumplido y enviamos nuestro abrazo fraterno a los
dirigentes y activistas de todas las fuerzas políticas, sindicales, sociales,
comunales y juveniles que con entusiasmo y dedicación hicieron suya esta tarea.
A Claudia López, la heroína de esta emocionante jornada ciudadana, quien a
diario nos dio ejemplo de trabajo y dedicación entusiasta, nuestro
reconocimiento y nuestra admiración.
Respaldamos todos los
esfuerzos que conduzcan a que la bancada parlamentaria de la oposición, con el
respaldo político más amplio que pueda lograrse, traduzca en proyectos de ley
de trámite urgente el mandato popular expresado en la consulta.
Bogotá D.C., 29 de agosto de
2018.
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