Reportaje 24 de mayo de 2019
Traducido por Iván Hincapié. Editado por Igor Moreno Unanua y Democracy Now! en español.
Mientras el Departamento de Justicia levanta 17 cargos por violación a la Ley de Espionaje contra el fundador de WikiLeaks, Julián Assange, conversamos con Daniel Ellsberg, el denunciante de los Papeles del Pentágono. En 1971 fue acusado de violar la Ley de Espionaje por filtrar un informe ultra secreto de la participación estadounidense en Vietnam al periódico The New York Times y a otros medios de prensa. En aquel momento, Ellsberg enfrentaba más de cien años de cárcel. Le dice a Democracy Now! “En realidad, no hubo un ataque contra la libertad de prensa más significativo en décadas… desde mi caso en 1971”.
AMY GOODMAN: Esto es
Democracy Now! Soy Amy Goodman. Continuamos analizando la decisión sin
precedentes del Departamento de Justicia de EE.UU. de imputar formalmente al
fundador de WikiLeaks, Julián Assange, con 17 cargos de espionaje por publicar
documentos militares y diplomáticos de EE.UU. que expusieron los crímenes de
guerra cometidos por Estados Unidos. Assange enfrenta una sentencia de hasta 170
años de prisión.
Hoy nos acompaña el denunciante de los Papeles del Pentágono, Daniel
Ellsberg. Ellsberg fue acusado a principios de los años 70 de violar la Ley de
Espionaje por filtrar un informe ultra secreto sobre la intervención de Estados
Unidos en Vietnam al periódico The New York Times y a otros medios de prensa.
Ellsberg se enfrentaba a una posible sentencia de más de 100 años en prisión.
Fue analista militar y trabajó con el Pentágono y la Corporación RAND.
Daniel Ellsberg nos acompaña desde Berkeley, California. Dan,
bienvenido de nuevo a Democracy Now! ¿Cuál es su respuesta a esta serie de
acusaciones sin precedentes contra Julián Assange?
DANIEL ELLSBERG: Bueno, Amy, yo estaba aquí sentado escuchando su
impresionante letanía sobre los eventos que están sucediendo en este momento en
EE.UU. Empezó mencionando a la primera ministra británica, [Theresa] May, y sus
grandes esfuerzos terminados en fracaso para abandonar la Unión Europea, el
llamado Brexit. Y me hizo pensar en las otras noticias sobre los esfuerzos del
presidente Trump por abandonar la Constitución estadounidense. Mencionó la
Enmienda 14 que está bajo ataque.
Ayer fue un día que quedará marcado en la historia del periodismo, y de
las leyes y las libertades civiles en este país, porque lo ocurrido fue un
ataque directo a la Primera Enmienda, un ataque sin precedentes. De hecho, no
ha habido un ataque tan significativo contra la libertad de prensa, contra la
Primera Enmienda, la cual es la base de nuestra república y de nuestra forma de
gobierno, desde mi caso en 1971, hace 48 años. Pero yo fui procesado como
fuente. Y advertí entonces a los periodistas que, si yo llegaba a ser
condenado, aquel no sería el último procesamiento de una fuente. Bueno, no fui
condenado. Los cargos fueron retirados por mala conducta gubernamental. Pasaron
otros 10 años antes de que alguien más enfrentara de nuevo ese cargo bajo la
Ley de Espionaje, Samuel Loring Morison, y no fue hasta el gobierno del
presidente Obama que se presentaron nueve casos, tal y como yo había estado
advirtiendo durante mucho tiempo.
Pero en realidad mi advertencia era que eso no se iba a frenar ahí,
sino que casi de manera inevitable habría un ataque más fuerte y directo contra
los cimientos del periodismo, contra directores, editores y contra los mismos
periodistas. Y eso fue lo que vimos ayer. Ese es un nuevo frente en la guerra
del presidente Trump contra la libertad de prensa, la cual él considera como el
enemigo del pueblo.
AMY GOODMAN: ¿El Gobierno de Trump afirma que Julian Assange no es un
editor ni un periodista y que por eso no está protegido por la Primera
Enmienda?
DANIEL ELLSBERG: Ante esta nueva acusación… permítame corregir algo que
todo el mundo está diciendo y que no es correcto del todo. Assange no solo se
enfrenta a una posible condena a 170 años de prisión. Eso se debe a los 17
cargos en base a la Ley de Espionaje, que conllevan 10 años de prisión cada
uno. Además de eso, todavía está enfrentando el cargo de conspiración, que
conlleva cinco años de prisión, con el cual comenzó todo hace unas semanas. Yo
estaba seguro de que el Gobierno no quería mantener a Julian Assange en la
cárcel por solo cinco años. Así que estos cargos bajo la Ley de Espionaje eran
de esperarse. En verdad, yo esperaba que fueran presentados más tarde, después
de su extradición, porque añadirlos en este momento hace que ahora sea un poco
más complicado para el Reino Unido extraditarlo, según entiendo. Se supone que
no pueden extraditarlo por delitos o motivos políticos, y es obvio que esto
tiene que ver con motivos y delitos políticos. Entonces, desde el punto de
vista de Julian Assange, esto hace que la extradición sea un poco más difícil.
¿Por qué presentaron los cargos ahora? Bueno, volviendo a mi caso, yo
enfrenté solo 11 cargos bajo la Ley [de Espionaje], cada uno con una posible
pena 10 años en prisión, mas un cargo de conspiración que acarreaba cinco años.
Así que me enfrentaba exactamente a 115 años de prisión. Assange se enfrenta
exactamente a 175 años. Ahora bien, eso no supone ninguna diferencia. En ambos
casos se trata de cadena perpetua.
Creo que presentaron estos cargos tan pronto porque tenían hasta el 12
de junio para presentar todos los cargos que planeaban incluir en el proceso de
extradición. Y no asumo que vayan a ser los últimos. Todavía tienen un par de
semanas para presentar nuevas acusaciones.
Comenzaron el proceso con un cargo que hacía que Julián no pareciera un
periodista normal. La ayuda para hackear una contraseña sonaba como algo que,
incluso en la era digital, tal vez la mayoría de los periodistas no harían, y
con ello esperaban evitar que otros periodistas lo apoyaran.
En este caso, cuando tuvieron que presentar su cargo más importante, es
periodismo puro. Mencionan, por ejemplo, que Assange solicitó material
investigativo, solicitó información clasificada, algo terrible, ya que no la
recibió de forma pasiva en su buzón de correos. No puedo ni recordar cuantas
veces que me han solicitado información clasificada, comenzando por los Papeles
del Pentágono, pero mucho después de eso, y esas peticiones fueron realizadas
por todos y cada uno de los miembro de la prensa responsable con los que he
tratado: The New York Times, The Washington Post, AP y todos las demás. Eso es
periodismo. Entonces, creo que lo que han hecho ha provocado que todos los
periodistas se hayan dado cuenta de que ahora ellos son el blanco. Es posible
que no supieran lo suficiente acerca del proceso digital para ayudar a una
fuente a ocultar su identidad mediante el uso de nuevas contraseñas, como se
acusó a Julián.
Tal vez no sean capaces de hacer eso. Pero cada uno de ellos ha
solicitado y recibido con entusiasmo información clasificada. Cada periodista,
no solo en este país y no solo a nivel federal… La casa de Brian Carmody en San
Francisco fue allanada con mazos para incautar todo su material en busca de su
fuente relativa a una disputa local. Detuvieron a Daniel Hale, de la Agencia de
Seguridad Nacional (NSA). Creo que el presidente Trump, en efecto, ha abierto
las puertas a este tipo de procedimientos en jurisdicciones estatales y de
condados, y sin duda en otros países, que tal vez no tienen una Primera
Enmienda, pero que buscan algún precedente para Estados Unidos. Eso es lo que
esto puede hacer. Así que hay una guerra a gran escala y en múltiples frentes,
no solo en este país, y el presidente Trump está liderando el camino.
AMY GOODMAN: Vamos a hacer una pausa y regresaremos a nuestra
conversación. Pero primero vamos a reproducir un video de Jeremy Scahill y The
Intercept hablando sobre la guerra de Trump contra los denunciantes. Estamos
hablando con Daniel Ellsberg, uno de los denunciantes más famosos del mundo. En
1971 era un prominente analista de defensa cuando filtró un informe ultra
secreto sobre la participación estadounidense en Vietnam al periódico The New York Times y otras
publicaciones, los documentos son conocidos como los Papeles del Pentágono y
jugaron un papel clave en el fin de la guerra de Vietnam. No se vayan.
Traducido por Iván Hincapié. Editado por
Igor Moreno Unanua y Democracy Now!
en español.
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