Apreciaciones sobre el estado del sistema de salud y la preparación para enfrentar el reto del coronavirus. Las políticas del Gobierno para enfrentar la crisis, los hechos más relevantes en el desarrollo de la pandemia. Y qué se debe hacer.
Por Amparo Hernández
Médica, PHD en Salud pública y profesora universitaria
La doctora Amparo Hernández nos ofrece, en el anterior vídeo, un análisis en torno al impacto del covid-19 en la salud pública. Parte de señalar que la actual crisis no debe identificarse exclusivamente con la pandemia que azota a casi todo el planeta sino como resultado de un modelo de salubridad que se ha enseñoreado en buena parte del planeta y cuyo punto de partida es tratar la salud como una mercancía.
Bajo este supuesto equivocado puesto en marcha en las últimas tres o cuatro décadas, el modelo consiste en ofrecer ese servicio con base en la demanda, es decir en la capacidad de pago que tenga cada persona. Ello excluye a un muy alto porcentaje de la población y hace que la oferta de servicios asistenciales (hospitales, médicos, paramédicos, instrumentos, medicamentos) responda al frío cálculo del pago y la ganancia y no de las necesidades reales de la población.
Cuando ocurre una pandemia como la actual, inmediatamente se desborda la muy limitada capacidad instalada del servicio estructurado, insiste la doctora Hernández, para atender a un grupo muy reducido de personas que cuentan con capacidad de pago y no al grueso de la población. Ahora que masivamente se requiere de la asistencia no hay forma de atenderla, empezando por las pruebas sobre contagio, inexistentes en los depósitos del servicio de salud porque no es negocio tenerlas.
Solo un servicio preventivo y masificado puede ser eficaz a la hora de enfrentar una pandemia, concluye la doctora Hernández, pero ello pasa, en el caso colombiano, por una nueva legislación que reemplace la ley 100 de 1993, y en todo el mundo por una concepción nueva sobre la salud y la salubridad.
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