Nos quieren joder. No los dejemos. Además de reformas laborales y pensionales, se quieren promover privatizaciones, dejar a los trabajadores en la miseria, quieren convertir el trabajo, solamente, en fuente de subsistencia. No lo podemos permitir. Rápidamente, así como quieren activar la economía, tenemos que reactivar la protesta. Mientras por un canal el gobierno hacía propaganda con su nanosubsidio, por el otro veíamos la historia de la señora Edy Fonseca, empleada de oficios varios en el Edificio Luz Marina al norte de Bogotá. Pues esta buena gente del norte decidió ahorrarse dos vigilantes y dejar a la señora secuestrada más de un mes, atendiendo todos los oficios, la puerta y la vigilancia, sin comida, ni cama. Estas cosas indignan, pero no sorprenden.
Por Edwin Palma Egea
Presidente de la Unión Sindical Obrera (USO)
Además de reformas laborales y pensionales,
se quieren promover privatizaciones, dejar a los trabajadores en la miseria,
convertir el trabajo solamente en fuente de subsistencia.
En estos días, todas las noticias para los
trabajadores son tristes, tardías y casi siempre pura propaganda. Se decretó
una segunda emergencia económica y social, en la que el gobierno se asigna funciones
amplísimas y minutos después con bombos y platillos firman el primer decreto,
disque para “proteger el empleo”.
En esa norma, llena de condiciones,
requisitos y restricciones, el ejecutivo se dispone un “generoso” subsidio por
hasta el 40 % del salario mínimo legal vigente por trabajador y para las
empresas que hayan tenido una disminución en sus ingresos superior al 20 %. Una
medida tímida, tacaña, insuficiente y tardía, la mayoría de las empresas ya
destruyeron cientos de miles de empleos. Han dejado por fuera a 700.000
empleadas y empleados domésticos, a los informales, a los deslaboralizados con
contratos de prestación de servicios y no se previó ningún alivio tributario o
incentivo para promover el retorno al empleo de quienes ya lo perdieron.
Mientras por un canal el gobierno hacía
propaganda con su nanosubsidio, por el otro veíamos la historia de la señora
Edy Fonseca, empleada de oficios varios en el Edificio Luz Marina al norte de
Bogotá. Pues esta buena gente del norte decidió ahorrarse dos vigilantes y
dejar a la señora secuestrada más de un mes, atendiendo todos los oficios, la
puerta y la vigilancia, sin comida, ni cama. Estas cosas indignan, pero no
sorprenden, en un país donde pasan cosas así con frecuencia. El senador Germán
Varón Cotrino, con intereses en esa propiedad horizontal, parece estar alineado
con las ideas de su jefe Vargas Lleras.
Seguramente muchas historias similares a las
de Edy Fonseca se están dando en estos momentos, pero están ahí,
invisibilizadas.
La gente medio enterada ya está cansada de
tanta circular, decreto, norma, resolución y del programa diario de tv, pocas
veces he sentido tan larga la distancia entre la ficción del Palacio de Nariño
y la realidad de la vida dos cuadras más allá. Y parece que tanto foro por
todas las aplicaciones existentes ya va saturando. El ciudadano, el trabajador
de a pie no entiende nada de eso, solo sabe que lo están despidiendo, obligando
a licencias no remuneradas o suspendiéndole el contrato, o simplemente
lanzándolo al hambre. Que no hay autoridad, ni Estado, ni jueces, ni tutelas
que pueda protegerles.
Sálvese quien pueda
La judicatura constitucional no ha entendido
que los ciudadanos trabajadores, (más allá de los que tienen contrato de
trabajo) reclaman protección a los derechos que en la Constitución y en los
tratados internacionales nos enseñan que tenemos. Mucha academia, mucho
jurisconsulto y mucho juez encerrados en formalismos. Muy poco “uso alternativo
del derecho”. El derecho como herramienta de convivencia ha retrocedido
dramáticamente en esta crisis.
Y al caído, caerle. Como si la suerte de los
trabajadores no estuviera mal, viene German Vargas Lleras a proponer que se
reduzcan salarios, que se acaben las prestaciones y las primas. Que se pague
por horas.
A proponer una reforma laboral exprés, justo
antes, que el presidente se otorgara nuevas facultades para expedir decretos
legislativos. Una idea a la que se suman otras muy “creativas” como las de
Fenalco de que los trabajadores paguen parte de las nóminas, o las de la Andi
que pide que les permitan a los empresarios pagar la prima de junio en
diciembre o por cuotas.
Pero en medio de tanta noticia mala para los
trabajadores del país siempre hay esperanzas. Y la esperanza es la organización
sindical. Como lo reconoce el informe de coyuntura de la Andi: allí donde hay
sindicato, hay mayor protección laboral. Hay una oportunidad real para que los
trabajadores se organicen y el sindicalismo crezca.
Y miremos el caso de España. Empresarios y
trabajadores han llegado a un nuevo acuerdo para extender la vigencia de los
Erte (Expedientes de Regulación Temporal de Empleo). Se ha logrado un nuevo
acuerdo entre la Confederación Española de Organizaciones empresariales (CEOE)
y los sindicatos Comisiones Obreras y UGT, avalado por el gobierno al que no
tendrán acceso empresas que repartan dividendos en este periodo o aquellas que
tienen sus sedes en paraísos fiscales. Son decisiones políticas que demuestran,
que los asuntos de los trabajadores son políticos y pueden abordarse con el
diálogo, dependiendo del gobierno que esté en el turno.
Nos quieren joder. No los dejemos. Además de
reformas laborales y pensionales, se quieren promover privatizaciones, dejar a
los trabajadores en la miseria, quieren convertir el trabajo, solamente, en
fuente de subsistencia. No lo podemos permitir. Rápidamente, así como quieren
activar la economía, tenemos que reactivar la protesta.
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