En
actitud poco seria, el gobierno nacional le ha incumplido al movimiento
sindical acuerdos pactados, que sumados a lesivas medidas económicas y
sociales, alteraron el clima laboral y condujeron a los trabajadores a
organizar una protesta cada vez más masiva.
Paro del magisterio
Los
maestros fueron los primeros en estallar. Poco se había avanzado en meses de
negociación con el MEN; ahora ya completan 25 días de paro y poco interesado se
ve a la contraparte en resolver un conflicto que se profundiza con el tiempo.
El
gobierno no contaba con la decisión del magisterio de enfrentar el deteriorado
asunto de la financiación de la educación pública. Los recortes hechos a esta
obligación del Estado con los colombianos, pasan de los $75 billones en el
período de 2002-2016, y han implicado una notoria disminución a la calidad de
la educación, en la no ampliación a la jornada única, en la baja remuneración
de los maestros y el precario servicio de salud; incluso ha obligado a los
entes territoriales a acudir a sus presupuestos para tratar de subsanar el
problema.
La
negociación ha dejado en claro que son los compromisos adquiridos por el
gobierno nacional con los organismos internacionales lo que ha impedido acercar
a las partes. Sin siquiera escuchar argumentos de la contraparte, los voceros
de Minhacienda siempre alegan que “no hay plata”, respuesta que enardece aún
más, no solo a los maestros sino a otros sectores de los trabajadores y a
comunidades enteras, como la de Buenaventura y Chocó, privadas de elementales
servicios y engañadas con acuerdos incumplidos.
El paro se extiende
Al paro
magisterial se ha unido la lucha de los trabajadores estatales. Han revalidando
la negociación colectiva que el gobierno, por años, ha querido desconocer. Han
entrado igualmente en paro los trabajadores del Ministerio del Trabajo a
quienes les tienen aplazada dos años la nivelación salarial pactada. Lo mismo
sucede en el Icbf, el Sena, la Dian, la rama judicial, Notariado y Registro, la
Contraloría y en el Inpec.
Hay un
evidente sacudón del sindicalismo colombiano, la causa justa del magisterio
jalona reivindicaciones burladas a los trabajadores estatales y unidos
enfrentan la batalla. De común acuerdo realizaron un paro de 24 horas el pasado
23 de mayo. Las marchas fueron masivas, y se dio una demostración de fuerza que
obliga al gobierno nacional atender este frente pues la disputa tiende a
agudizarse.
Ese día
los principales sitios de concentración en todo el país recibieron cientos de
miles de ciudadanos que protestaban. La Plaza de Bolívar de Bogotá se llenó.
Desde la tarima capitalina intervino el reconocido vocero del sindicalismo,
Fabio Arias, secretario general de la CUT, quien expresó el “inmenso inconformismo
con las políticas gubernamentales, pero especialmente con la actitud del
gobierno en la mesa de negociaciones y con la cantaleta de que no hay plata
para las peticiones de los trabajadores, lo que no hay es disposición ni ánimo
de negociación por parte del gobierno” afirmó el vocero de los trabajadores, y
llamó a todos los trabajadores, a los campesinos, a los transportadores y a los
sectores inconformes a hacer “causa común en la perspectiva de una mayor
movilización si no se llega a un acuerdo”.
Las
masivas movilizaciones de maestros se repitieron el 30 y 31 de mayo, esta vez
acompañados por estudiantes y padres de familia que respaldan la justa lucha de
los profesores. La inconformidad se extiende.
Ante la negativa del
gobierno a aceptar las justas demandas de los paros, el 6 de junio se efectuó
la toma de Bogotá y de las capitales, una gigantesca muestra del descontento
popular y de su fuerza.
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