Varios aspectos -desde promesas de campaña hasta proyecto de Uribe- están en juego en esta negociación del mínimo: ¿aumento sustancial o un solo reajuste?
Por: Fabio Arias Giraldo
Tomado de Las Dos orillas | diciembre 05, 2018
En época decembrina el país asiste, entre múltiples asuntos, a la
negociación del salario mínimo legal.
Esta negociación se desarrolla en la Comisión de Concertación entre
gobierno, empresarios y trabajadores quienes pujan cada uno en defensa de sus
intereses.
En los 21 años de vigencia solo hubo acuerdo en 6 oportunidades.
En las demás, un decreto unilateral del gobierno con aumentos siempre al lado
de las propuestas de los empresarios y por supuesto, lejos de las de los
trabajadores.
En este año hay varios aspectos, de cuyo desenvolvimiento dependerá un
resultado final favorable o no a los trabajadores.
El primero tiene que ver con las promesas de campaña del hoy presidente
Iván Duque, que en las vallas consignó que reduciría los impuestos y aumentaría
el salario mínimo.
Con la aprobación en las comisiones económicas de la ley de
financiamiento, Duque les cumple a los empresarios reduciendo en $7 billones
sus impuestos, que los terminarán pagando los trabajadores y el ciudadano de a
pie vía ampliación del 33% al 39% de los impuestos a los ingresos del trabajo,
y pendiente el IVA plurifásico a las gaseosas y cervezas.
Quedamos a la espera de que el gobierno en la negociación del salario
mínimo fije su propuesta que la ministra de Trabajo Dra. Alicia Arango se
comprometió a hacerlo. ¿Será un real aumento sustancial o un solo reajuste como
en los últimos años cerca siempre de la propuesta empresarial? Eso está por
verse.
El segundo aspecto está en el proyecto de ley que presentó el partido
de gobierno el Centro Democrático en cabeza del senador Álvaro Uribe Vélez,
consistente en una prima equivalente a medio salario mínimo (Smlv) para los
trabajadores que devenguen hasta tres Smlv, pagaderos por mitades en marzo y
septiembre, sin incidencia prestacional.
Dicho proyecto ya fue aprobado en primer debate en la Comisión VII del
Senado. Frente a este proyecto el ministro de Hacienda no ha dado su opinión,
requiriendo su aval, y los empresarios han solicitado aplazar el segundo debate
para el año entrante, aduciendo su inconveniencia pues como siempre lo dicen,
genera desempleo los aumentos salariales.
Ya empiezan a hablar los empresarios de que esa prima salga de las
parafiscales de las cajas de compensación familiar, hecho absurdo que
significaría colgarle una responsabilidad más a las cajas y para los
trabajadores que ellos mismos se paguen la prima de sus mismos recursos. Con
ello acabarían con los parafiscales de las cajas. Es decir, se puede constituir
en un nuevo engaño del senador Uribe, similar al fracasado proyecto presentado
por él para establecer un incremento extraordinario del Smlv con facultades al
presidente presentado en la antesala de la consulta popular anticorrupción.
El tercer aspecto tiene que ver con medidas encaminadas a reactivar la
decaída economía colombiana, que a pesar siempre de las proyecciones optimistas
del gobierno nunca se cumplen. Los empresarios respaldan la nueva receta de la
ley de financiamiento pues reduce sus impuestos a la renta y al IVA de los bienes
y equipos importados en $7 billones como se dijo, sosteniendo que eso generará
empleo. Sin embargo, las otras medidas reducirán el consumo afectando la
producción y el empleo. Por consiguiente, se debe reafirmar que una manera de
reactivar la economía es incrementando los salarios y en especial un aumento
sustancial en el Smlv, pues con ello se demandarían más bienes y servicios
estimulando el consumo, la producción y el empleo. Ese es el círculo virtuoso
de los aumentos salariales a lo que siempre se oponen los empresarios, pues su
insaciable voracidad no les permite ya ni pensar, incluso contra sus propios
intereses de mejorar su realización empresarial.
Para la OIT, el trabajo decente empieza con un trabajo formal con
ingresos dignos. Nuestro Smlv es el más bajo de los países de la Ocde, club de
ricos al que acabamos de ingresar sin cumplir ninguno de los estándares
laborales exigibles, entre otros el de los ingresos. La canasta familiar vale
cerca de $1,9 millones y el Smlv está en solo $781.242. Una brecha que debe ir
cerrándose con incrementos sustanciales al Smlv.
Colombia es el segundo país más desigual de América y el sexto en el
mundo, y con lo aprobado de la ley de financiamiento seguirá una mayor
desigualdad, incubándose
así un descontento social creciente como el visto en los últimos dos meses con los universitarios y los trabajadores.
así un descontento social creciente como el visto en los últimos dos meses con los universitarios y los trabajadores.
El ritual de la negociación del Smlv no nos puede llevar nuevamente a
un fracaso que contribuya a un mayor escepticismo sobre el diálogo social y el
inútil accionar de la Comisión de Concertación. Esta es una oportunidad para
significativos aumentos en el Smlv si de verdad se quiere hacer una cosa
diferente que obtenga resultados distintos a los que el gobierno y los
empresarios nos tienen ya acostumbrados. El 12% sería un hecho notable para los
trabajadores y las expectativas de crecimiento de la economía. Significaría $93.000
pesos más, que no resuelven las dificultades de las familias de bajos ingresos,
pero sí, un alivio a sus desesperanzas diarias.
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