Intervención de Francisco Castañeda en el acto organizado por el colectivo Malu y el PTC para conmemorar el Día Internacional de la Mujer, el 8 de marzo en Bogotá.
Hemos aprendido de las mejores mujeres, como aquella pintora y artista plástica, que retrataba las luchas populares y revolucionarias, Clemencia Lucena. De Aidé Osorio y Alcira Ravelo, por rendir homenaje a aquellas que ofrendaron su vida por esta patria, por este partido. También de quienes aún en el vigor de sus convicciones lo hacen, Consuelo Ahumada, Martha Borja, Amparo Gómez, Luz Marina Alfonso, Edilma Suárez y todas y cada una de las compañeras del colectivo Malú, sus militantes y amigas, que día a día trabajan de forma incansable desde sus profesiones, trabajos, artes o desde la lucha política, para alcanzar la igualdad de derechos que esta sociedad se niega reconocerles a todas las mujeres del país y del mundo, un mundo cada vez más desigual y más oprimido.
Por Francisco
Castañeda Ravelo
Perspectivas de
una lucha continua por una ciudad, un país y un mundo mejor.
La
lucha social por los derechos de las mujeres y la población diversa son, sin
duda, una parte sustancial de la lucha ciudadana de esta época. El
reconocimiento pleno de lo derechos de las mujeres, pago igual a su trabajo,
acceso pleno a la educación pública, a las artes, al conocimiento, a ocupar
cargos públicos por merito en igualdad de condiciones con los hombres, etcétera.
Mientras la población diversa, recientemente movilizada en el país, con una
visibilidad hoy mayor, enfrentada a quiénes desde los pulpitos de las distintas
iglesias los condenan, con funcionarios como el hoy representante ante la OEA,
Alejandro Ordoñez, quién hizo desde la Procuraduría una férrea cacería a
quiénes como Petro y su gobierno de Bogotá, le daban plenas garantías a las
personas diversas. Una sociedad aún conservadora que se niega a la realidad
social de su existencia, son sin duda síntomas de que esta lucha no será fácil
y también larga, pero su triunfo será inexorable.
Dentro
de nuestra organización política el tema no es menor, también hemos tenido el
deber de luchar junto a ellas y ellos por pleno reconocimiento. Mosquera lo
retrataba con crudeza en aquella memorable “mesa redonda sobre la mujer” donde
con la voz de las compañeras se retrató el estado de la participación femenina
en las filas del partido y las inmensas dificultades que tuvieron y han tenido
que enfrentar la lucha política en las masas, pero también en el partido. Pero las
cosas han mejorado, la camaradería se ha fortalecido, el machismo cultural y el
patriarcado como expresión ya no es un común denominador, sin embargo, como
diría Marx, “la cultura de las sociedades muertas, pesa como pesadilla en las
mentes de las vivas”. Aún persiste en la mente de algunos militantes esas
pesadillas que solo podremos cambiar con discusión fraterna, pero decidida,
cambiando nuestros comportamientos, nuestra relación con todas las mujeres y
personas diversas, fortaleciendo a nuestra organización femenina Malú y a
nuestro organismo PTC-Diverso. Para iniciar una etapa de cambio en nuestras
relaciones con todas las mujeres, con todas las personas diversas, nuestro
corazón a latido con fuerza al lado siempre de las luchas sociales y al lado de
la gente. Caminemos juntos ahora y siempre siendo solidarios con nuestras
compañeras que sin duda son la mitad del mundo y la mitad de este latir que
espera cambiar definitivamente la sociedad del capital por una sociedad hermanada.
Discurso de Claudia López en el acto sobre el día de la mujer, organizado por Malu y el PTC
Hemos
aprendido de las mejores mujeres, como aquella pintora y artista plástica, que
retrataba las luchas populares y revolucionarias, Clemencia Lucena. De Aidé
Osorio y Alcira Ravelo, por rendir homenaje a aquellas que ofrendaron su vida
por esta patria, por este partido. También de quienes aún en el vigor de sus
convicciones lo hacen, Consuelo Ahumada, Martha Borja, Amparo Gómez, Luz Marina
Alfonso, Edilma Suárez y todas y cada una de las compañeras del colectivo Malú,
sus militantes y amigas, que día a día trabajan de forma incansable desde sus
profesiones, trabajos, artes o desde la lucha política, para alcanzar la igualdad
de derechos que esta sociedad se niega reconocerles a todas las mujeres del
país y del mundo, un mundo cada vez más desigual y más oprimido.
Sin duda,
un paso fundamental para ambientar las trasformaciones sociales en especial los
derechos de la mujer y el reconocimiento pleno de la ciudadanía Lgbti, es la
defensa de los acuerdos de paz, sin ellos como lo hemos podido vivir en los
meses desde que el Centro Democrático volvió a la Casa de Nariño, retornará el
miedo, la muerte y la desesperanza, el terrorismo como táctica monstruosa, que
aleja la posibilidad de una sociedad más democrática. Por eso, desde Bogotá y
en todos los rincones del país, exigimos que se respeten los acuerdos y cese la
propaganda negra contra la JEP, en cabeza del fiscal general agente de
Sarmiento Ángulo, vinculado al escándalo de Odebrecht, que Duque no siga con
tambores de guerra, abriendo la posibilidad de una invasión al pueblo de
Venezuela por parte de Estados Unidos, en esa guerra se perderán las vidas de
hijos de mujeres venezolanas e hijos de mujeres colombianas, y también,
seguramente como ha sucedido en el mundo y en Colombia, los cuerpos de las
mujeres serán usados como botines de guerra. Nos oponemos a que Colombia sea
plataforma para la agresión y el irrespeto a la soberanía de cualquier país.
Bogotá nuevamente deberá ser la capital de la paz y nuestro contingente
marchará en defensa de ese mínimo derecho: la paz.
Recibimos
con orgullo la designación de nuestra organización política en nuestra legítima
aspiración al Concejo de Bogotá, allá iremos a repetir lo que bien hemos hecho
en nuestra querida Kennedy, estar al lado de las organizaciones de mujeres,
caminando junto a ellas, respetando sus voces y procesos, conociendo sus
territorios. Como diría Whitman, “las tierras se conocen cuando conoces las
historias de sus mujeres”. Visibilizaremos sus luchas, trabajaremos de manera
incasable para que en Bogotá se respire igualdad y sea ejemplo de equidad y
respeto por las mujeres; demandaremos acceso a la educación para ellas;
exigiremos que en el sistema educativo de Bogotá eduque a la ciudadanía como un
seres respetuosos y solidarios con la igualdad de género, ya que la ausencia de
educación es causa innegable de que hayan maltratadores y abusadores, demandaremos
y acompañaremos a las mujeres para que haya rutas de acceso reales a la
justicia, exigiremos seguridad en los más de 17.900 puntos trampa que ponen en
riesgo la vida e integridad de las mujeres. Hay que concertar espacios
especializados en la atención para la salud de las mujeres, que sean
pertinentes y amigables para ellas en prevención y atención de sus necesidades
y, por su puesto, estaremos en las calles cuando los tiranos como Uribe,
Ordoñez y Duque quieran arrebatar los derechos de ellas y de las personas
diversas.
A Bogotá no
volverán las manos de quienes conciben a las víctimas como las culpables, como lo
hizo con Rosa Elvira Celis aquel secretario de Gobierno, hoy candidato del
continuismo peñalosista a la alcaldía de Bogotá, a quién después de asesinada
por un criminal, a la que tras no recibir la asistencia médica inmediata,
lamentablemente murió producto del terrorífico abuso. Ella fue tres veces
víctima, cuando Miguel Uribe Turbay, tomó la decisión de culparla por el único
hecho de ser mujer. No volverán quienes
creen que la administración pública es un negocio. No volverán quienes les
quitan los recursos a la salud, a la educación. No volverán quienes acaban el
ambiente, talan los árboles y secan humedales, aquellos que quieren acabar con
las fuentes de riqueza natural como la Reserva van der Hammen, el Bosque de
Bavaria, los cerros orientales. No volverán
esos que ponen en riesgo la estructura ecológica principal de Bogotá y la
sabana, esos que nos quieren condenar a los buses diésel para favorecer sus
negocios en contra de la salud, de los y las bogotanas. Muchos estudios han
demostrado que la contaminación está ligada al cáncer de ovarios, de mama y a
enfermedades mentales, que han conllevado incluso y en mayor medida a las
mujeres, jóvenes y niños, al suicidio. No volverán al palacio Liévano aquellos
que no toman decisiones políticas frente a la tortura, sino que fingen ante la
cruel matanza de toros y voltean la cara cuando la fauna silvestre sufre cuando
el cemento avanza, ellos no volverán, porque hemos tomado una decisión
coherente, llevar a una mujer valiente, inteligente, diversa y capaz a la
alcaldía de Bogotá, ¡Sí! llevaremos a Claudia López a ser nuestra primera alcaldesa
de la ciudad, y junto a ella un grupo enorme de mujeres, la mayoría jóvenes y
otras con gran experiencia política, artística y ambiental a las Juntas
Administradoras Locales. Haremos de Bogotá una ciudad respetuosa de los
derechos de las mujeres y capital de la diversidad del país.
Permítanme
compañeras ser del equipo de Claudia en el Concejo de Bogotá, ustedes
compañeras saben que lo hemos hecho bien con ellas en Kennedy y lo haremos bien
con ellas en la ciudad.
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