Elegir al
compañero Francisco Castañeda Ravelo al Concejo de Bogotá, nuestro principal
propósito en estas elecciones territoriales, propulsó toda nuestra actividad en
este tramo. Aunque no lo logramos, nuestra campaña y sus resultados en los 19
departamentos en los cuales participamos, como los 9.300 votos obtenidos por su
campaña al Concejo en la capital del país, revelaron una vigorosa movilización del
PTC, que cumplió con el esfuerzo que el momento político demanda de las fuerzas
democráticas de Colombia.
En
Alianza Verde o en varias de las coaliciones democráticas de muchos lugares del
país, pugnamos por elegir los mejores candidatos ─en apoyo a más de un centenar
de ellos, propios o de sectores aliados─, a alcaldías, gobernaciones, concejos distritales
o municipales y a Juntas Administradoras Locales. Los 4 ediles elegidos en
Bogotá, los electos concejales de importantes centros urbanos como
Barrancabermeja, Valledupar e Ibagué, Mosquera, y de otros municipios como Zipacón,
Junín y Gigante, dan fe de los sectores populares que confían y respaldan la
vocería de nuestros líderes. Lo propio cabe decir de los candidatos no
gobiernistas de sectores o coaliciones democráticos que contribuimos a elegir, en
cuyas campañas tuvimos activa participación, como en Bogotá, Medellín,
Santander y Bucaramanga, Cali y Valle, Santa Marta y Magdalena, Boyacá, y Turbaco
(Bolívar).
Los
compañeros y amigos que no obtuvieron escaños en corporaciones públicas o cargos
de gobierno de elección popular no desplegaron sus esfuerzos en vano; sus
campañas contribuyeron tanto a los positivos resultados electorales de la
corriente democrática del país como, en nuestro caso, a avivar las filas del
PTC y sus amigos y a prepararlas para venideros desafíos. Bien sabemos que, en
la contienda electoral como en las de todo tipo, es preciso asimilar bien la
experiencia y persistir. Son los casos de Barranquilla y el Atlántico, Medellín,
en Cali y Palmira y en Valle del Cauca, en Nariño, en Cartagena y Magangué, Santander
de Quilichao y otros numerosos municipios. Francisco Castañeda, reforzada su
trayectoria de genuino vocero de las comunidades populares con la considerable
votación obtenida, continuará su incansable labor en pro de las localidades de
la capital del Colombia, especialmente de las más populosas. Ivonnet Tapia,
nuestra candidata a la alcaldía del de Mosquera, en su nueva condición de
concejal obtenida por alcanzar la segunda votación en esos resultados, liderará
sin duda la fortalecida corriente democrática en ese municipio cundinamarqués.
Por
supuesto, el resultado electoral más importante del país en estas elecciones
territoriales ha sido la elección de Claudia López como alcaldesa en Bogotá, en
cuya campaña participamos activamente desde su inicio. No sólo por el logro del
segundo cargo oficial más importante de la nación sino porque, dada la gravedad
de la situación colombiana, ha contribuido de modo principal a inclinar el fiel
de la balanza en favor de las fuerzas democráticas en el resultado general de
estas elecciones territoriales. Reanuda, además, el hilo de ascenso de la
corriente democrática en la ciudad capital y en el ámbito nacional y reaviva
una grande y positiva expectativa popular por sus venideras ejecutorias. Todo
ello muy favorable a los sectores amantes de la paz y del progreso y bienestar
de las mayorías, constituyéndose en rasgo sobresaliente de las recientes justas
eleccionarias.
El brusco
movimiento de la aguja en el sismógrafo político configura el punto grueso de
la situación. El uribismo perdió en 7 de las 8 principales ciudades, destacándose
su derrota en Medellín, Bogotá, Manizales, Cali, Bucaramanga, Cúcuta y
Cartagena, en las cuales resultaron elegidos alcaldes no gobiernistas,
independientes o llamados alternativos. Sumadas
estas ciudades, representan el 70 por ciento del electorado colombiano. Lo que
indica la clara y progresiva tendencia de los principales centros urbanos a
discernir bien entre extrema derecha y genuina democracia. Muy significativo
resulta constatar que de las 32 capitales de departamento, en 13 los votantes
prefirieron elegir alcaldes no gobiernistas o alternativos. De modo parecido, 8
gobernadores no gobiernistas fueron elegidos en los departamentos de Antioquia,
Boyacá, Chocó, Caldas, Huila, Quindío, Putumayo y San Andrés, algunos de los
cuales han sido tradicionales baluartes del conservadurismo. No hay duda que
hicieron su efecto en la opinión las incontables denuncias contra Uribe y los
paramilitares, el proceso penal del expresidente ante la Corte, el rechazo y las
protestas frente las medidas tomadas o anunciadas por el gobierno Duque, y el
escándalo e indignación públicos por los niños muertos en el bombardeo del
Caquetá. Sin pasar por alto el aliento proporcionado por los alzamientos y
revueltas sociales del vecindario, especialmente en Chile, Ecuador, y Haití.
Petro
sufre un serio percance por el desenfoque ante las elecciones de 2019 y
particularmente en Bogotá, reafirmado con su declaración posterior a la
elección de Claudia López como alcaldesa. Desenfoque que reside en definir la
conducta política de Colombia Humana por la prioridad otorgada a la
construcción subterránea del metro en Bogotá, en lugar de a la absoluta
necesidad de concentrar fuerzas para derrotar la derecha. El error puso en
serio riesgo la elección de Claudia López, como muestra el apretado resultado
final de la votación para alcaldía. Este yerro, nada secundario, forma parte de
una conclusión más gruesa: la gran mayoría de la izquierda colombiana no ha
podido asimilar la absoluta necesidad de una política unitaria de gran
coalición democrática para enfrentar la amenaza del fascismo, recrudecida por
el retorno del uribismo al poder y por el viento de derecha mundial. Limitante
fundamental del proceso de transformaciones democráticas de Colombia, renuente
a asimilar las enseñanzas del vecindario latinoamericano que, en grado diverso,
ha puesto en práctica una política de formación de amplios frentes políticos y
sociales.
La opinión democrática se inclina hacia el
centro político. Su reflejo principal es el avance electoral del Verde. Un
avance democrático en cuanto reunió la fuerza para derrotar al uribismo. Un
paso atrás en tanto implica cierto regreso del punto de mayor avance del grueso
de dicha opinión, alcanzado en las pasadas elecciones presidenciales y jalonado
por Petro. Oscilación de la opinión ahora hacia el centro, orquestada por la
mayoría de un complejo mediático que achaca el resurgimiento de la violencia a
la “polarización” para inducir la creencia de que esta es causa y no efecto de
la pugna entre enemigos y partidarios de la paz. Una profunda contradicción
real, la principal del país, que intensificará la lucha política mientras las
fuerzas opuestas a la paz no cejen o desistan de su oscuro propósito. Y punto
de vista al cual se le está haciendo fuerte eco mediático luego del revés
electoral del uribismo, según el cual, por una pretendida tendencia “natural”,
el país tiende hacia el centro que repudia los extremos. Y, sobre todo, en
cuanto tan sesuda sabiduría convencional, implica descartar a la izquierda de
cualquier acuerdo o coalición política.
Apoyar la
alcaldía de Claudia López y respaldar las ejecutorias de su administración en
beneficio del pueblo bogotano, de su bienestar social y mejor nivel de vida, especialmente
aquellas medidas que contribuyan a reversar el nefasto modelo neoliberal, debe
ser nuestro norte.
En
América Latina y en Colombia ─excepción hecha de las maniobras golpistas de la
derecha progringa en Bolivia─ los Vientos del Sur parecen recobrar inusitada fuerza.
Los regímenes neoliberales, ultras de derecha y pronorteamericanos se
sorprenden y temen. La ferocidad golpista desatada contra el gobierno de Evo
Morales manifiesta que, ante la ola rebelde del subcontinente, Washington y la
extrema derecha progringa, rompen constitucionalidad, Estado de derecho y
democracia sin agüero alguno. Sería formidable que en Colombia, como remate de
la jornada en la cual el uribismo sufrió un claro rechazo del país democrático,
el multitudinario paro del próximo 21 de noviembre hiciera valer, en las calles,
ante el gobierno Uribe-Duque el enorme peso de la indignación popular.
Bogotá, noviembre
de 2019
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