Por Alberto Herrera
Director de La Bagatela
Los sucesos ocurridos en Bolivia son el nuevo capítulo de la contienda
que libran los pueblos latinoamericanos contra la pobreza y la opresión, y que
hoy ocupan a la opinión mundial.
El propósito, mediante un supuesto “fraude electoral”, era culpar a
Evo, desestabilizar la nación, derribarlo del poder y condenarlo, tomarse el
control del país y dar un golpe de opinión en el continente. No importaba el
resultado de las elecciones, pues lo previsible era el triunfo de Morales, por
eso una vez conocidos los primeros datos electorales salen en determinados
ciudades cuadrillas de saqueadores, incendiando sedes de escrutinio electoral,
de organizaciones sociales, de los medios oficiales, de funcionarios estatales,
de miembros del Movimiento al Socialismo, MAS, incluso la residencia del propio
Evo y la de su hermana fueron violentadas. Aprovecharon que se encontraban en
total indefensión, pues las fuerzas armadas se abstuvieron de actuar; ya se
habían entregado a los golpistas como quedó claro en la posterior rueda de
prensa de la cúpula militar en donde el comandante Kalimán, que se había
declarado el 18 de diciembre de 2018 cuando asumió su cargo, “soldado del
proceso de cambio”, quita el respaldo a la institución presidencial y “sugiere”
la renuncia de Evo Morales, configurando un golpe de Estado cuidadosamente
planeado que obligó al presidente a replegarse, sin alternativa distinta a
renunciar para evitar una masacre de sus seguidores que no tenían cómo proteger
a su jefe ni defenderse ellos mismos de un conjunto de golpistas, incluyendo el
ejército actuando en su contra. Además, la Central Obrera Boliviana había
retirado su respaldo a Evo.
El detonante de la violencia lo propició la OEA, dedicada desde la
misma noche de las elecciones a sembrar sospechas sobre el recuento de votos y a
darle argumentos a la oposición golpista. La validez de las apresuradas
conclusiones de la auditoría de la OEA quedó cuestionada por el trabajo del Centro
de Investigación en Economía y Política (CEPR). Los investigadores del Centro
estadunidense muestran que la mayor parte de los señalamientos de la OEA se
hacen sobre el escrutinio provisional y no sobre el oficial. El conteo rápido
se hace con base a fotografías de las actas para responder la ansiedad de los
medios y de la población, con resultados creíbles a pocas horas de terminada la
votación, aunque estos resultados no tienen ningún valor legal. En Bolivia el
único cómputo vinculante es el oficial, confeccionado por los Tribunales
Electorales sobre la base de las actas verdaderas. Eso explica que grupos
coordinados de opositores atacaron e incendiaron algunos locales donde se
llevaba a cabo el recuento oficial, obligando a trasladar el lugar de trabajo.
Esas mudanzas fueron utilizadas por la OEA para cuestionar el funcionamiento de
los escrutinios. La OEA, a pesar de reconocer el triunfo electoral de Evo en la
auditoría que elaboran solo revisan 333 actas electorales de 34.555,
“encontrando irregularidades”, que no es fraude, en 78 actas, se atreve a
desconocer el resultado y en una decisión política, pide realización de nuevos
comicios. “Al final del conteo oficial, el legalmente vinculante y
completamente transparente, coincidió estrechamente con los resultados del
conteo rápido”, afirmó Guillaume Long, uno de los investigadores del CEPR.
A pesar del asilo en México de Evo y de la represión desatada, (la
policía adelanta saqueos y asesinatos en barrios populares de La Paz y
Cochabamba) se están realizando concentraciones en defensa de la Constitución,
condenando el golpe, defendiendo la legitimidad de los diputados del MAS y
señalando a Mesa y a Camacho como los promotores. Carlos Mesa fue el presidente
de Bolivia a quien Evo remplazó, y ¿quién es Camacho? Lo llaman “el macho”,
lidera la organización civil más importante en la zona más rica de Bolivia y
con su familia son dueños de compañías vinculadas a los seguros, el gas y los
servicios públicos. Tiene 40 años y está vinculado con los conocidos Panamá
Papers para “coadyuvar a personas y empresas a esconder sus fortunas, lavar
dinero y establecer esquemas de evasión de impuestos”, como lo dice el informe
que elaboró la comisión legislativa que investigó el tema presentado hace dos
años.
En el intento de encontrar una salida a la crisis boliviana, los
golpistas han realizado una sesión sin el quorum requerido del parlamento
boliviano y designado inconstitucionalmente a Jeanine Áñez, reconocida por sus
posiciones racistas y sin siquiera ser presidenta del parlamento, como presidenta
de la nación. Este nombramiento rompe la línea de sucesión, que ante la
ausencia del presidente y del vicepresidente le corresponde a Adriana
Salvatierra presidenta del Senado a quien se le impide el ingreso al edificio.
La mayor concentración popular reunida en El Alto desconoce el nombramiento de
Áñez, corea el “no pasarán” y exige la reunión de la Asamblea Nacional con los
diputados del MAS que son dos terceras partes. Qué ironía, se desconoce al
mandatario elegido popularmente y acogido por trece años y a un parlamento
mayoritario para, mediante maniobras ilegales, colocar en la silla presidencial
a una persona que es títere de los gringos, para nombrar gabinete y nueva
cúpula militar. Esa “democracia” poco durará.
Al somero relato de los acontecimientos que se precipitan a diario y a
los que hay que prestar atenta nota, se suman documentos cada vez más certeros
confirmando que desde EE. UU. se planificó el golpe a Bolivia. El texto Behind
Back Doors del analista Alfredo Jalife explica con detalle, con nombres y
apellidos los involucrados en el golpe (elcaminantehn.com). Se conocen además
16 audios de conversaciones entre miembros de la oposición en Bolivia y los
senadores Marco Rubio, Ted Cruz y Bob Meléndez. En dichas grabaciones se llama
a no reconocer el triunfo de Evo, a realizar actos de vandalismo y se habla de
la participación de miembros del gobierno Bolsonaro, y que están trabajando con
miembros del gobierno de Duque y el secretario privado de Uribe. (www.elperiodicocr.com)
Existe otro artículo de Misión Verdad que ilustra como a través de USAID
retornaron a Bolivia funcionarios norteamericanos, entraron importante cantidad
de dólares y fueron recibidos en Santa Cruz por las autoridades para asesorar
en vivo y en directo el golpe (misionverdad.com)
Cabe resaltar el papel de la prensa internacional, tergiversando y
recortando la información hace coro a los golpistas. El ejemplo más patético es
el periodista de CNN Fernando del Rincón quien trata de demostrar que no hubo
golpe de Estado, lee una definición de diccionario del significado de la
expresión, argumentando que no hubo una masacre y justifica lo ocurrido.
Vergonzoso para una cadena que goza de prestigio mundial y cuyo corresponsal en
la Casa Blanca fue expulsado y vetado por Trump.
Aunque se ha derrocado al gobierno encabezado por Evo Morales, países
como México, Argentina, Cuba, Uruguay, Venezuela, Nicaragua y España reconocen
al líder boliviano como el legítimo presidente. Incluso, el presidente electo Alberto
Fernández expresó: “Argentina es casa de todos los bolivianos y para mí el día
que llegue a la presidencia va a ser un honor recibir a Evo Morales y a Álvaro
García Linera en el país”. Cristina Fernández, nueva vicepresidenta advirtió
sobre una “nueva moda”, en América Latina “a los presidentes ya no los eligen
los pueblos”. A su vez Morales señaló que el golpe de estado en Bolivia
proviene de una conspiración política desde EE. UU. y en su tuit condenó “la
decisión de Trump de reconocer al gobierno de facto, autoproclamado por la
derecha”. La cancillería colombiana también corrió a reconocer a Áñez “como
presidenta interina de Bolivia”.
El golpe de Bolivia muestra el desespero de una nación habituada a
vivir del saqueo de pueblos y naciones, que con un bárbaro al frente, Trump,
acelera su decadencia. La opresión centenaria ha permitido que en el continente
Latinoamericano surja una vigorosa fuerza alternativa y democrática, con
características propias en cada país, identificada en la defensa de la libertad
y soberanía de su nación y en la búsqueda de bienestar de su población, que se
levantó para quedarse. Evo ha prometido que regresará con más fuerza que nunca.
Las dificultades las tienen los saqueadores de los recursos, los usurpadores
del poder y sus socios.
(13 de noviembre).
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