Por Edwin
Palma Egea
Presidente
Nacional de la USO | noviembre 12, 2019
Han empezado a
circular, desde las redes sociales de líderes del Centro Democrático, burdos
videos de personas encapuchadas que, con lenguaje militar, piden a los civiles
que destruyan todo lo que a su paso puedan en las movilizaciones del paro el 21
de noviembre. Entre otros, el derrotado candidato de ese partido a la alcaldía
de Medellín, Alfredo Ramos, siguiendo la tradición de los amigos y aliados de
su padre y de su jefe político, llama a los ciudadanos de esa ciudad a
organizarse (¿En Autodefensa?) para salvar el Metro, amenazado, según ellos,
por la horda que destruirá el país ese día.
Duque anda en
los rines de popularidad, sin mayorías para repetir la aprobación de la Ley de
(des) Financiamiento, incapaz de parar la orden de detención de Álvaro Uribe,
que cada día y cada columna de Daniel Coronell la hace más cercana o la posible
condena de su hermano Santiago Uribe. También embolatado ante la imposibilidad
de sacar de la cárcel a Andrés Felipe Arias con un vergonzoso proyecto de ley
del Congreso. Ahora todas, son, según él, noticias falsas de la prensa liberal
y los dinosaurios sindicales o los políticos mamertos que se aprovechan de la
ceguera de los estudiantes engañados y claro, señalan a los infiltrados
venezolanos y cubanos. Extraña coincidencia, lo mismo dice Lenín Moreno, Piñera
y Bolsonaro. Parecen libretos del mismo escritor.
Entremos a las
razones: los reclamos de los maestros, de los estudiantes, de los
transportadores, de los campesinos, de los indígenas, de los trabajadores y de
la ciudadanía descontenta son justos y legítimos. Los muertos en el Cauca
existen. Los líderes sociales asesinados existen. El boicoteo al proceso de paz
existe. Las niñas bombardeadas existieron. Son hechos. Las propuestas de
reformas labora y pensional están radicadas en el Congreso de la República por
representantes del partido de gobierno. El incumplimiento a los maestros, a los
estudiantes y a vastos sectores del sindicalismo colombiano son evidentes. Las
iniciativas de vender Ecopetrol, Cenit, ISA y de hacer un holding financiero
para lanzarlo el próximo 24 de noviembre no son inventos nuestros, son anuncios
hechos por este gobierno corporativo.
La intención de
restringir la protesta social tampoco es invento nuestro. Es una iniciativa del
gobierno del Centro Democrático. La violencia desmesurada del Esmad contra la
protesta no es un invento nuestro, ahí están los heridos y los infiltrados de
la policía que sabotean la movilización estudiantil. Y todo lo que ha hecho el
uribismo en su vida política no es una creación fantasiosa de quienes saldremos
al paro, ahí están las nefastas decisiones de recortar derechos laborales,
pensionales, de privatización de empresas públicas y la desindustrialización
del país, ahí están las sentencias judiciales y la indagatoria al senador Uribe
y su “aboganster”.
El uribismo ha
salido a desmentir los motivos que convocan al paro. Ahora según ellos, no hay
iniciativas de vender Ecopetrol, ISA, ni de hacer reformas laborales y
pensionales para seguir jodiéndonos a los trabajadores. Según ellos los motivos
nos lo hemos inventado. No señores uribistas, no ha sido un invento. Todo lo
que decimos está sustentado en hechos, entrevistas, proyectos de ley,
discursos, está en el Plan de Desarrollo, no tapen el sol con un dedo.
Ahora dicen que
detrás de nosotros están anarquistas internacionales. Que somos mercenarios del
Foro de Sao Paulo, de Maduro, de los Castro, de Correa y Evo, tras mentirosos
nos creen estúpidos. Cuando el Centro Democrático convoca manifestaciones son
ejercicios democráticos, pero cuando somos nosotros los que lo hacemos somos
vándalos y terroristas. Ya el cuento del castrochavismo se les acabó y tienen
que buscarse otro para aterrar a la ciudadanía.
Y claro, toda
esta movilización tiene un motivo político. La desigualdad, la pobreza, el
desempleo, el desgobierno, la profundización de la guerra, la grave
desfavorabilidad popular y la desconexión del presidente con la realidad, el
contexto latinoamericano de movilización por la democracia. Todo es político.
Este es un gobierno que sigue al pie de la letra lo que dice el Luis Carlos
Sarmiento, el Consejo Gremial, el Fondo Monetario Internacional y el gobierno
ultraconversador norteamericano y por eso reclamamos autodeterminación,
soberanía, justicia y democracia.
Y cada uno,
quizá individualmente, por miedo, por rabia, por indignación, tendremos motivos
para decirle al uribismo que ya no más. Para decirle a este gobierno que no lo
queremos. Por unas u otras razones, salgamos el 21 de noviembre a la calle.
Hagamos el paro, el mitin, la huelga, la protesta, el plantón, la marcha.
Tenemos que hacernos sentir. De las redes a las calles. Sin Vacilar.
ADENDA: Al
momento de escribir esta columna, el domingo 10, Evo Morales ha sido derrocado
con un golpe de estado, camuflado de sugerencia, por los comandantes de las
Fuerzas Armadas de Bolivia. Esperemos que este martes esté vivo y no haya sido
linchado.
EmoticonEmoticon