El corolario del coronavirus está inmerso en La Peste, en ella Camus escribe que por encima de la restricción de las libertades a nombre de un supuesto bien superior que pueden hacer los déspotas del mundo, está la voluntad humana de solidaridad y de progreso: "En el hombre hay más cosas dignas de admiración que de desprecio.
Miguel
Ángel Delgado Rivera
Redacción
de La Bagatela
El mundo
está conmocionado. Un virus de la familia coronavirus, el Covid 19,
denominación generalizada hoy (Sars-CoV-2), tiene en cuarentena a la provincia de
Hubei en China, Irán en el Medio Oriente, Italia, España, Alemania y Francia en
Europa, y con cierre de fronteras y aislamiento social a la Unión Europea,
Australia, gran parte de Latinoamérica y EE. UU.
En la
mañana del 19 de marzo, a casi tres meses de conocerse el primer caso de coronavirus
en Wuhan a finales de diciembre de 2019, las cifras globales de coronavirus
reportan 219.000 contagios en 168 países de todos los continentes excepto la
Antártida, de ellos han fallecido 8.200 y se han recuperado 84.000 personas.
Los países con más infectados son China, Italia, Irán, España, Alemania, Corea
del Sur, Francia, Estados Unidos, Suiza, Inglaterra, Holanda, Noruega, Austria,
Bélgica, Suecia, Dinamarca y Japón.
Las
pandemias que han sacudido al mundo y que han quedado registradas para la
historia han sido más severas que la actual Covid-19: Las diferentes pestes
ocurridas antes del siglo XXI provocaron más de 350 millones de víctimas. El Sars
de 2002 y 2003 con 770 mil víctimas, la Gripe Porcina de 2009-10 con 200 mil
muertes, el Mers de 2012 con 850 mil muertes, el Ébola de 2014 a 2016 que
reportó 11.300 víctimas y el VIH que desde su descubrimiento en 1981 a hoy
registra casi 35 millones de muertos.
Es
evidente que la actual pandemia, desde el punto de vista de personas
contagiadas y víctimas a la fecha, no es comparable con ninguna de las
anteriores crisis de salubridad mundial. Sin embargo, debe registrarse una
serie de diferencias que convierten al Covid-19 en una enfermedad global singular.
Como
ninguna otra, esta enfermedad, sus orígenes, causas, síntomas, contención,
tratamiento y solución ha sido tan difundida, al punto que hoy se puede afirmar
que ningún ser humano en el planeta tierra desconoce la existencia del Covid-19.
Absolutamente todos los medios de comunicación masiva y las redes sociales del
planeta han dedicado, en extenso, espacios para comentar estado, estadísticas y
consecuencias de su comportamiento.
En ningún
tiempo un virus ha cambiado las formas de relacionamiento y vida social y
laboral de las personas como el Covid-19. La humanidad está a un paso del
confinamiento total. Más de 100 países han cerrado sus fronteras y toman
medidas severas de movilidad interna. El saludo de mano, la cuarentena, el
cierre de la educación a todo nivel, el llamado teletrabajo, la prohibición de
concentraciones masivas, la invalidación de la protesta social, toques de
queda, el turismo, los eventos deportivos, la suspensión de sitios de
divertimiento grupal, ritos religiosos, la limitación del transporte público y
un buen número de otras medidas restrictivas, cambian de tajo la vida normal de
la ciudadanía.
El
intento de utilizar por parte del presidente de los EE. UU., Donald Trump, la
aparición de esta pandemia como arma en su guerra comercial contra la República
Popular China, al calificar en su Twitter esta enfermedad como “virus chino” y
responsabilizar, a la ligera y sin consideraciones objetivas, al gobierno chino
de la expansión del virus. Esta denominación ha sido señalada por la OMS como
un término con “connotaciones negativas” y que implica incitaciones al racismo.
La construcción de un hospital en el centro del brote de epidemia en Wuhan en
diez días, de 34.000 metros cuadrados, de 1.000 camas y construido con todas
las especificaciones técnicas y científicas para enfrentar la enfermedad,
calificado por la prensa mundial como una hazaña de diseño e ingeniería, la
construcción de un segundo hospital en la misma ciudad y con las mismas
características de 1.500 camas, y las cifras de hoy en la contención del virus
en la provincia de Hubei y en toda China, hablan por sí solas del inmenso
esfuerzo realizado por el gobierno y la población chinas para domeñar la
agresividad del virus.
El
Covid-19 ha afectado, como ningún otro virus en los últimos años, la economía
mundial. Por las medidas restrictivas de movilidad humana entre los países se
ha roto o atrasado la cadena de suministros de materia prima y de mercancías a
nivel mundial con su respectiva recesión industrial. Las principales bolsas de
valores han tenido drásticos descensos, al punto que muchas de ellas han tenido
que anticipar cierres de jornada para evitar mayores debacles. La caída del
valor del petróleo, producto de la guerra de producción entre Rusia y Arabia
Saudita, es espoleada por el coronavirus. La cancelación del turismo y el
cierre de fronteras a escala global acerca a la ruina a las empresas de
aviación, los hoteles, los restaurantes, los sitios de esparcimiento, la
actividad artesanal, los vendedores informales y todas las actividades conexas
con el desplazamiento humano. El inusitado aumento del desempleo y la
informalidad. El acaparamiento y la escasez de productos, debido al pánico a la
enfermedad, acarrean subida de precios, lo cual golpea directamente a millones
de trabajadores en el mundo entero. Pareciese que el coronavirus desatará la
crisis capitalista incubada desde principios del siglo XXI.
Nunca
antes había quedado al descubierto el déficit de atención en salud a nivel
mundial para atender una pandemia extrema. A finales de septiembre de 2019 un
grupo de expertos en salud pública reunidos en una junta denominada The Global
Preparedness Monitoring Board (Gpmb) coordinados por la exdirectora de la OMS y
exprimera ministra de Noruega, Harlem Brundtland, presentó, ante la OMS, un documento
premonitorio denominado Informe anual sobre Preparación Mundial de Emergencias
Sanitarias (https://apps.who.int/gpmb/index.html)
en el que concluyentemente afirman que el mundo no está preparado para afrontar
el brote de un tipo de gripa agresiva. “Morirían entre 50 y 80 millones de
personas y liquidaría el 5% de la economía global. No contamos con las
estructuras suficientes para hacer frente a la próxima pandemia letal.” (El
País. Patricia Peiró. 5 de octubre de 2019).
El
documento también señala que el problema del sistema de salud pública tiene que
ver con la falta de financiación de este servicio público esencial. 29 millones
de norteamericanos no tienen seguro médico. En Italia y en general en el mundo quedó
al desnudo, con esta crisis, la fragilidad del sistema de salud. Pocos países
han establecido la salud como un derecho prioritario de la población. La falta
de prevención en salud, la escasa infraestructura hospitalaria, la baja
cobertura de poblaciones, el alto costo de medicamentos y tratamientos, el
compromiso incumplido por la mayoría de 189 gobiernos en la Cumbre de Abuya del
año 2000 de destinar el 15% del presupuesto a salud, todo demuestra que, si
esta pandemia no es controlada medicamente como lo espera la humanidad toda y
el solo remedio es el confinamiento, se desencadenaría una situación de
dimensiones caóticas y desconocidas.
Por eso
Cuba, una pequeña isla del Caribe, bloqueada económicamente por las potencias
occidentales, que decidió desde hace 60 años que la salud es un derecho
fundamental de los trabajadores y la población y que para el año 2020 invertirá
el 28 % de su presupuesto para salud pública y asistencia social (prevención y
sanidad), ha facilitado, en trabajo conjunto con China, el medicamento Interferón
Alfa 2B que es un antiviral que repone las defensas humanas, “es un producto
terapéutico no una vacuna” lo explicó Eduardo Martínez, de la empresa estatal
BioCubaFarma. Este remedio producido en Cuba y China ha reducido los enfermos
de Wuhan a escalas muy inferiores al pico de contaminados.
Corea del
Sur, que también se ha preocupado por profundizar y adecuar su modelo de salud,
tanto así que para el 2018 dedicó el 23,68% de su presupuesto para sanidad,
también adoptó medidas eficaces para combatir el Covid-19 que amenazó con
alcanzar cifras alarmantes en su territorio. Con tecnología y participación
logró contener la expansión del virus. En un solo día realiza 18.000 pruebas,
más que las que España ha realizado durante toda la crisis y tiene en
cuarentena simultánea a 30.000 infectados con el virus. Es un ejemplo de
disponer todos los recursos necesarios para la salud de su población.
China
podrá ser el inicio y el fin del Covid-19. La Academia Militar de Ciencias
Médicas de la República Popular China aseguró “haber desarrollado ‘con éxito’
la vacuna recombinante contra el coronavirus”, añadió la información que “la
vacuna ha sido aprobada para el inicio de los estudios clínicos en humanos y
que están preparando su “producción a gran escala”. La vacuna fue desarrollada
por un equipo de investigación liderado por la doctora Chen Wei, reconocida por
sus estudios sobre los virus del Sars y del Ébola, quien dijo “la vacuna es el
arma científica más poderosa para terminar con el coronavirus”.
El
corolario del coronavirus está inmerso en La Peste, en ella Camus escribe que
por encima de la restricción de las libertades a nombre de un supuesto bien
superior que pueden hacer los déspotas del mundo, está la voluntad humana de
solidaridad y de progreso: "En el hombre hay más cosas dignas de
admiración que de desprecio.
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