En una semana cambió la vida laboral y social de los trabajadores de Fiorenzi y Aquiles protagonistas de la fundación de Sindical. De ser sujetos pasivos de humillación y explotación a ser dueños de su propio destino y conscientes de su clase y de su estirpe. Su impotencia, acumulada durante años de silencio trocó en organización y lucha. El gobierno de Duque, fiel a los intereses de la poderosa plutocracia del sistema financiero, los grandes empresarios nacionales y extranjeros y los terratenientes, ante la pandemia intenta, con su cúmulo de medidas de emergencia, descargar la crisis económica y social sobre los hombros del pueblo.
Por Miguel
Ángel Delgado R.
Comité
de redacción de La Bagatela
Transcurría
la mañana del 13 de mayo en la otrora populosa Avenida 68 a la altura de la
calle 20 en Bogotá, cuando un numeroso grupo de obreros y empleados, en su
mayoría mujeres, de las afamadas marcas de calzado Fiorenzi y Aquiles,
irrumpieron en marcha sonora de pitos y vuvuzelas, portando improvisados
carteles y coreando exigencias de comida, salud y trabajo. Un hecho extraño en medio
de los dos meses de confinamiento social, que por cuenta de la pandemia vivía la
ciudad. Todos llevaban tapabocas y, con esmero, trataban de guardar la
distancia exigida por las circunstancias. En sus rostros, ademanes y voces se advertía
una rabia contenida por años de ignominia y maltrato laboral, pero a la vez
reflejaban una alegría y un entusiasmo casi infantiles. Eran como niños estrenando
un nuevo juguete.
En
tiempos normales esta arteria capitalina permanece abigarrada de buses, autos y
camiones que copan, hasta al límite, el espacio de 4 carriles de esta vía que
se extiende por casi toda la ciudad. Es la zona industrial de Montevideo,
venida a menos porque sus fábricas y bodegas están siendo reemplazadas por
conjuntos residenciales, pero igual, por ella circulan decenas de miles de
trabajadores y empleados, que ya por esta fecha, y debido a la apertura
inteligente decretada por el gobierno en el sector fabril, empezaban a
transitar a sus sitios de labor. Fascinados por lo inusitado de la marcha los
transeúntes, pasajeros de buses y conductores de camiones de mercancías, al oír
sus exigencias, las vivas a un sindicato y leer en los carteles que pedían
respeto laboral, pago de la seguridad social y no más abusos, les expresaban,
con su dedo pulgar levantado, la simpatía que tal ocurrencia les merecía.
Se
habían concentrado temprano en la mañana en una de las factorías de calzado
Aquiles, frente a la estación de bomberos de la localidad de Puente Aranda.
Allí organizaron la marcha, luego de que sus líderes obreros y obreras
arengaran sobre la justeza de su causa y exigieran, a viva voz, la presencia de
los mandos empresariales. Esta vez tampoco aparecieron. Los que sí llegaron, y
rápido, fueron motorizados de la policía. Indagaron sobre el porqué de la
multitud, los responsables explicaron con lujo de detalles los motivos de su
reunión. Serían tan ciertas y justas las razones dadas que, quién lo creyera,
en un gesto humano y de comprensión los agentes en motocicletas acompañaran
todo el recorrido de la larga marcha.
La
primera parada de la marcha, para instar al patrón, fue a la altura de la calle
12. Allí, sobre la Av. 68, se encuentra otra de las bodegas de producción del
entramado empresarial de Fiorenzi y Aquiles. Dos días antes, el lunes 11 de
mayo, en este mismo lugar había dado comienzo su corta historia de lucha por
sus derechos. Obligados a firmar una licencia no remunerada del 17 al 31 de
marzo, los patronos los mandaron para sus casas dos días antes de decretada la
cuarentena obligatoria. Confinados y sin ningún ingreso pasaron un mes y diez días
sin recibir respuesta a sus requerimientos sobre la continuidad de la relación
laboral y el pago de salarios y salud. Literalmente, Fiorenzi y Aquiles, los
dejaron abandonados a su suerte. Para estos empresarios nada significa que, por
décadas, estos trabajadores hayan producido su riqueza y su patrimonio.
Cansados del silencio y asediados por el hambre y la desesperanza se hicieron
presentes en estas instalaciones para pedir respuestas. Esta petición fue en
vano, los dueños brillaron por su ausencia. Solo la mano solidaria y mediadora
de los Gestores de Convivencia del distrito acudieron en su socorro, su ayuda y
su gestión hacen parte de este valeroso episodio.
Al
día siguiente, 12 de mayo, inspirados por este primer intento y como fruto de
la acción organizada en defensa de sus intereses, dieron un paso trascendental
en la adecuación de su lucha. Bien aconsejados y decididos pasaron, en 24 horas,
de ser un sindicato de hecho a un sindicato de derecho. En el mismo sector de
Montevideo en las oficinas de Asep, el sindicato de los empleados de la UNP y
asesorados por la CUT fundaron, con 46 trabajadores, el Sindicato Nacional de
Trabajadores de la Industria del Calzado y Afines, Sindical, como sigla. Con sus papeles en regla se desplazaron en
masa a la sede principal del grupo Fiorenzi-Aquiles para notificarlos sobre la
creación del sindicato como herramienta organizativa para la interlocución en
pie de igualdad legal y constitucional. A pesar de que varios directores se
encontraban en el edificio no quisieron dar la cara y recibir la notificación,
tocó, como a los renuentes de la ley, dejársela por debajo de la puerta. La
primera tarea de Sindical fue
fortalecerse y movilizarse. Por eso citaron, al otro día, a más compañeros para
que adhirieran al sindicato y se realizará una marcha para transmitir a la
opinión pública la grave situación de padecimiento obrero. La convocatoria fue
un éxito, 103 trabajadores nuevos se afiliaron al sindicato y con ellos y los
fundadores se hizo la marcha, cuyo hilo retomamos.
Siguieron
su movilización por la Av. 68 para tomar hacia el oriente por Las Américas,
otra avenida primerísima en Bogotá. A esta altura se había unido el Grupo de
Gestores del distrito que había colaborado el día anterior. Igual continuaba la
simpatía popular, que ya pasado el mediodía tenía mayor afluencia en las
calles. Su segunda parada fue en otra bodega de Fiorenzi en el barrio San
Rafael. De nuevo el llamado a los patronos a responder y de nuevo el silencio
mudo. Finalmente, entrada la tarde, la marcha se dirigió por el barrio Salazar Gómez
a tomar la Calle 13 hacia el occidente, el corredor industrial de Bogotá. Se pasó
por una cuarta factoría del grupo con igual resultado. El objetivo de ventilar
la grave situación de estos trabajadores y de sentar la protesta contra los
dueños de Fiorenzi y Aquiles estaba cumplido. Varios medios de comunicación
radiales, televisivos y escritos habían propalado las causas de la marcha. La alcaldía
local de Puente Aranda y la Personería de Bogotá decidieron enviar delegaciones
para hablar con los manifestantes de Sindical.
Las altas esferas del Ministerio del Trabajo estaban alarmadas y estupefactas.
Al
caer de la tarde, levantaron la jornada, con la conclusión, a la que llegaron
durante la manifestación, de que estaban en la calle por culpa de la indolencia
patronal. Y ahora seguirían en la calle, pero en la lucha.
El
lunes 19 de mayo se llevó a cabo una reunión virtual en la que participaron la
directora regional de Bogotá, el director de derechos fundamentales y la
dirección de inspección vigilancia y control del Ministerio del Trabajo, el
alcalde local de Puente Aranda, el Sindicato Nacional de Trabajadores de la
Industria del Calzado y Afines (Sindical),
con sus asesores de la CUT y de acompañamiento jurídico, para adelantar una
primera reunión con base en una petición escrita del sindicato de una fiscalización
rigurosa de las normas laborales en las empresas Fiorenzi y Aquiles. En
resumen, el documento sindical señala que existe un entramado de 11 compañías
comercializadoras y agencias de empleo con las mismas direcciones, teléfonos y
personal directivo de Fiorenzi y Aquiles que intervienen en la contratación de
la mano de obra, que esta contratación se hace de manera irregular para evadir
el pago de horas extras, dominicales y seguridad social, que este enmarañado
empresarial lesiona constantemente a sus trabajadores con licencias no
remuneradas, que ante las medidas de aislamiento social dejaron sin salario y sin
salud a sus trabajadores y que, finalmente, ante la creación del sindicato
optaron por despedir un buen número de los fundadores.
En
una semana cambió la vida laboral y social de los trabajadores protagonistas de
la fundación de Sindical. De ser
sujetos pasivos de humillación y explotación a ser dueños de su propio destino
y conscientes de su clase y de su estirpe. Su impotencia, acumulada durante
años de silencio trocó en organización y lucha. El gobierno de Duque, fiel a los
intereses de la poderosa plutocracia del sistema financiero, los grandes
empresarios nacionales y extranjeros y los terratenientes, ante la pandemia
intenta, con su cúmulo de medidas de emergencia, descargar la crisis económica
y social sobre los hombros del pueblo. Que unos trabajadores sumidos en el
olvido y el anonimato, en medio de un confinamiento sin precedentes en el país,
levanten con fuerza su voz para ser oídos y mediante la organización y la
movilización desafíen lo establecido y señalen un rumbo acertado para enfrentar
a los fuertes y defender sus derechos, es ejemplo singular, digno de resonancia,
encomio y emulación.
Adenda:
Protestan las empresas de fabricación de calzado en Bucaramanga
Paralelo
a la marcha de los obreros de la industria del calzado en Bogotá, se desarrolló
en Bucaramanga otra manifestación de descontento en esta industria, esta vez de
cuenta de los artesanos, pequeños y medianos productores. A diferencia de lo
ocurrido en Bogotá, que es el abandono, en la “Ciudad Bonita” trabajadores y
patronos salieron, solidariamente, a demandar soluciones del gobierno. Veamos
esta nota que nos fue enviada por el compañero Hernando Medina:
Bucaramanga
y su área metropolitana congregan alrededor de unas 6.000 empresas, entre fami,
mini, pequeños, medianos y grandes talleres dedicados a la producción de
calzado. Solo unos 200 cumplen con las exigencias de los mercados
internacionales y logran hacer algunas exportaciones. Más o menos unas 90.000
familias dependen de esta actividad. Las ventas de la producción, altamente
artesanal, se hacen en el resto del país y en centros comerciales del área
metropolitana. Un número significativo cuenta con pequeños locales en uno de
los barrios de Bucaramanga.
La
restricción pandémica del momento ha llevado a la mayoría del sector a una
situación tal que los ha puesto al borde de la quiebra. Estos productores
viven, al igual que la mayoría de colombianos, del día a día, por eso el cierre
de las actividades productivas y comerciales los tienen trinando.
El
gobierno que sólo salva bancos y ricos no ha mirado al sector y no les ha
facilitado ninguna ayuda. No ha habido ningún tipo de alivio ni material ni
económico lo que hoy ha hecho que tengan que salir a las calles a exigir del
gobierno nacional, departamental y municipal medidas que los salven de la
quiebra inminente.
El
14 de mayo organizadamente y con el mayor de los respetos por normas de
convivencia que impuso la pandemia, se congregaron en la plazoleta cívica Luis
Carlos Galán para hacer sus reclamos y exigencias. No les importaron las
restricciones de pico y cédula, uno a uno fueron llegando a la plaza con su
respectiva protección de bioseguridad y se fueron alineando con el debido
distanciamiento hasta llenar la plazoleta.
Las
fotos muestran la forma como en adelante será la protesta en las calles de los
colombianos. Un gran ejemplo de que a pesar del coronavirus la lucha sigue y
que si es necesario tomarse las calles con disciplina social los trabajadores y
el pueblo sabrán hacerlo de la mejor manera.
Bogotá,
19 de mayo de 2020
6 comentarios
Write comentariosQue bueno, que se organicen y exijan sus derechos!!! Así es, felicitaciones, Dios los ayude y adelante.
ReplyPara atrás, ni para volver a mirar. Nos han querido confinar y acallar como esclavos, es hora de volver a las calles.
ReplyExcelente organizacion de la marcha, felicitaciones.
ReplyGracias por el respaldo.
ReplyVamos a seguir en la lucha
ReplyExcelente. Esa es la mejor forma de resistir el embate del mal gobierno y de los capitalistas. organización y movilización.
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