Nueva oleada neoliberal contra los trabajadores

César Tovar de León 12:19 p.m.




Fabio Arias Giraldo
Secretario General CUT

La crisis económica mundial no termina. Aquella crisis que empezó en el año 2008 con la burbuja hipotecaria en los Estados Unidos ha mantenido a nivel mundial una situación recesiva en los asuntos de la vida económica. Esta crisis se ha hecho sentir también en Europa y obviamente también en Colombia. Después de la recesión de 1929, esta es la crisis más permanente y profunda que ha sucedido.
Se desarrolla en medio de una lucha entre potencias que obviamente tratan de solventar su crisis tratando de mantener sus injerencias geopolíticas a nivel mundial; especialmente Estados Unidos, la Unión Europea, Rusia y China desarrollan una fuerte actividad en este sentido.
La elección de Trump en Estados Unidos como la aprobación de Brexit en Reino Unido son expresiones del cambio mundial a favor de manifestaciones de la extrema derecha.
En América Latina los avances derivados de los gobiernos democráticos y progresistas instaurados en los inicios de este siglo, denominado, los ‘Vientos del Sur’ con gobiernos tan importantes como el de Venezuela, Uruguay, Brasil, Argentina, Ecuador, Bolivia, Honduras, Paraguay, han venido sufriendo una reversión por expresiones políticamente vinculadas a la derecha política del mundo, en golpes de Estado desarrollados en Honduras contra el presidente Zelaya, contra el presidente Lugo en Paraguay, y muy especialmente el golpe de Estado dado en Brasil contra el gobierno elegido democráticamente de Dilma Rousseff por el señor Temer, son una retoma de parte de esta derecha política aquí en América Latina.
Todos estos esfuerzos van encaminados a retomar la senda de la política neoliberal que exigen los organismos de crédito internacional del capital financiero y las corporaciones multinacionales. En América Latina el fenómeno de mayor significación en este contexto se da en Brasil. En Europa también están sucediendo circunstancias de esta naturaleza que como lo sucedido en Francia con la elección de un clásico exponente del movimiento neoliberal en el mundo, el presidente Macron.


Medidas económicas y laborales en Brasil y Francia

Una vez que asume el presidente Temer en Brasil impulsa una serie de medidas económicas y laborales supremamente regresivas. En otras palabras, el aspecto principal de este golpe de Estado ha estado encaminado a fortalecer el modelo neoliberal y no a resolver el problema de la corrupción como se señaló inicialmente. Lo cierto es que Temer estaba involucrado en procesos de corrupción, estos sí verdaderamente demostrables ante la Fiscalía y los organismos judiciales en Brasil, pero contra toda evidencia el Congreso de la República responsabiliza de corrupción a Dilma, lo que nunca se ha demostrado, y procede a destituirla y nombra a Temer.
Una de las primeras medidas tomadas por el gobierno de Temer, acompañado obviamente por el Congreso de ese país, fue elevar a rango constitucional el congelamiento de la inversión social en ese país por 20 años, de esa manera el presupuesto que destina Brasil para las labores de cumplir con los derechos fundamentales de educación, salud, recreación y deporte, no van a tener ningún peso adicional en dos décadas y las expectativas de los nuevos brasileños nacidos en estos 20 años no van a tener la más mínima posibilidad de ser atendidas en sus necesidades básicas.

Otra medida supremamente lesiva y por el cual también se dio el golpe contra Dilma es la reforma laboral. Reforma que de un solo tajo destruye toda la normatividad que consagraba derechos individuales y colectivos en Brasil desde mediados del siglo pasado: Se reformó la jornada laboral, la representatividad sindical, el derecho a la negociación colectiva, se legalizó la tercerización laboral que es una medida supremamente lesiva para los trabajadores.

La tercerización laboral le permite al empresariado y al gobierno brasileño subcontratar todas las labores que una empresa nacional o extranjera desarrolle en el país. Un ejemplo muy simple sería que todas las actividades de una multinacional como ABInber de cervezas en Brasil fueran tercerizadas: transporte, suministro de servicios para la producción de esa cerveza, distribución y comercialización, podrían ser contratadas con empresas que le suministren dicho servicio a la multinacional, inclusive sabiendo de antemano que pueden ser conformadas por el mismo grupo financiero. Con ello los trabajadores pierden su plena estabilidad laboral y el derecho de asociación, es decir, afiliarse a los sindicatos y por tal motivo tener la posibilidad de que esa herramienta positiva como es el sindicato defienda sus derechos y no pueda la multinacional o cualquier otra empresa pública o privada, nacional o extranjera, desconocer los derechos de sus trabajadores.

Así mismo, se acordó que por fuera de las negociaciones colectivas por rama o por actividad económica, cualquier trabajador de manera individual puede contratar con el empresario sus condiciones de jornada laboral y salario, determinando que inclusive pueden estar por debajo de las contempladas en la negociación colectiva por rama o por actividad. Es decir, si en el sector metalmecánico el salario mínimo pudiese ser de $1.000 reales en Brasil, un trabajador de ese sector podría firmar un contrato de trabajo en el cual flexibilice su jornada laboral y adicionalmente tenga un salario inferior a los $1.000 reales; de esta manera se elimina toda la progresividad que tenía la legislación laboral en Brasil.
Y por si no fuera poco, hace menos de un mes, el presidente Temer anunció la privatización de Electrobras la empresa generadora, distribuidora y comercializadora de la energía eléctrica en Brasil que sigue teniendo un fuerte componente público, de esta manera se le entrega ese negocio a las grandes multinacionales, al sector privado y al sector financiero. Faltaría la joya de la corona: No demorarán en anunciar la privatización definitiva de Petrobras. Adicionalmente, hoy se tramita en Brasil una reforma pensional encaminada a elevar la edad de pensión a 67 años y disminuir la base de liquidación de dicha prestación en ese país.

Similar situación se desarrolla en este momento en Francia en donde a menos de tres meses de haberse posesionado el nuevo presidente de Francia el señor Macron firma, el pasado 21 de septiembre, la reforma laboral francesa, es decir, aprovechando el respaldo que para su elección presidencial tuvo, inmediatamente ha procedido a hacer dicha reforma que contiene los elementos regresivos como es nuevamente el tema de obstruir la negociación colectiva por rama, rebajar la representatividad sindical, la flexibilización en la jornada laboral de los trabajadores franceses y la disminución de la tabla de indemnización por despido. Todo utilizando como pretexto la generación de empleo.

Aquí al igual que en Brasil, el tema principal vuelve a ser que la negociación colectiva por rama sufre un revés muy fuerte al autorizar a los trabajadores a negociar por empresa ya sea pública o privada, nacional o extranjera, en condiciones inferiores a los parámetros determinados en la negociación colectiva por rama. Así cada empresa y cada empresario van a aprovechar esta circunstancia para imponerles a estos trabajadores unas condiciones laborales de menor categoría a las que se tenían antes.

En general, tanto las medidas regresivas en Brasil como en Francia son connotadas expresiones del modelo neoliberal encaminadas a descargar la crisis sobre los hombros de los ciudadanos y disminuir las condiciones de la contratación de los trabajadores, en otras palabras, reducir el valor de la paga del trabajo y así maximizar las ganancias de las empresas en esos países.

Frente a todas estas medidas, sí debemos señalar que la resistencia de los trabadores y de los ciudadanos tanto en Brasil como en Francia, evidentemente no se ha hecho esperar. El movimiento sindical en Brasil y el Partido del Trabajo han encabezado dos grandes huelgas generales, una en abril y otra en junio, contra la política regresiva del gobierno de Temer y, si bien es cierto que no la han logrado detener, vienen fortaleciendo la inconformidad y la protesta social con el objeto de no seguir permitiendo estas medidas. Circunstancia especial merece el desarrollo de los acontecimientos que en el año 2018 se realizarán en Brasil y que tienen como protagonista número uno de ese proceso electoral presidencial al que fuese una de las personalidades más significativas en los gobiernos democráticos y progresistas en América Latina como ha sido el expresidente Inácio Lula da Silva, quien en este momento desarrolla una campaña tendiente a generar el descontento para el fortalecimiento de regresar nuevamente al gobierno de Brasil. Situación que las fuerzas neoliberales y derechistas en Brasil pretenden recortar mediante un juicio de calificación de corrupción y posteriormente de quitarle los derechos civiles y políticos.

En Francia, tanto en el anterior gobierno del “socialista” Hollande como en este han venido desarrollando y realizando huelgas generales, primero en la primera reforma laboral que hizo Hollande y ahora, nuevamente, contra Macron, en el sentido de seguirle llamando la atención al pueblo y a los trabajadores franceses. Si bien es cierto hay fenómenos de crisis muy significativos, las soluciones no podrán estar en expresiones que representan más de lo mismo.

Bogotá, 26 de septiembre de 2017

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