El paro se ha convertido en la expresión de mayor descontento de las últimas 4 décadas. El gobierno Duque sigue desconectado y desvirtuando los 13 ejes del Comité de Paro
Por Fabio Arias Giraldo | diciembre 3,
2019
Así tituló en primera página a 8 columnas el diario El Tiempo su
edición impresa del domingo 24 de noviembre, refiriéndose a los efectos del
extraordinario paro nacional del 21 de noviembre. Ese día 24 pasó desapercibido
para el país la conmemoración del tercer aniversario de la firma del Acuerdo de
Paz del teatro Colón.
De entrada debemos resaltar que ese es el periódico del mayor ricachón
de Colombia, Luis Carlos Sarmiento Angulo y que para nadie es un secreto que
todos los gobiernos de los últimos 30 años han gobernado para la plutocracia
nacional y extranjera, siendo él uno de los más beneficiados, con las 15 reformas
tributarias, las incontables y regresivas reformas pensionales y laborales. Así
como también de la venta del patrimonio público, para engordar sus arcas, por
ejemplo, el Banco Popular que hoy es parte del grupo Aval. Situación extraña
pero entendible cuando quieren que el reclamo popular y ciudadano de dicho
paro, solo recaiga sobre el gobernante de turno, intentando desviar sus
responsabilidades.
Este paro, que ya completa 12 días, y que se apresta a desarrollar un
nuevo ejercicio creciente de paro y movilización este 4 de diciembre, se ha
convertido en la expresión de mayor descontento e inconformidad de las últimas
4 décadas, y con ello significa un balance sobre los estragos de los 30 años de
modelo neoliberal, de apertura económica, de libre comercio y de más de 16 TLC
firmados por Colombia. En dicho balance está la ruina de la economía real de la
industria y el agro nacionales, el desempleo galopante que ello trae, la
precarización laboral y la pérdida de ingresos para la ya empobrecida población
trabajadora, sumida además en una informalidad del 65 %, que nos ha llevado a
ser el tercer país más desigual del planeta sólo superado por Haití y Angola,
con lo cual, se corrobora lo señalado de los beneficiarios de este modelo.
Con el llamado de las centrales obreras y todo tipo de organizaciones y
movimientos sociales constituidas en el Comité Nacional de Paro, desde el
pasado 4 de octubre se invitó a este paro del 21N, que se convirtió en la
canalización de la inconformidad no solo de sus convocantes, sino de amplios
sectores de las capas medias de la población, con sus variopintas expresiones
sectoriales de profesionales independientes y emprendedores y diversas
expresiones artísticas y culturales, así como muy especialmente de la presencia
de los millennials y estudiantes universitarios y de los últimos grados de la
secundaria. Es decir, mayormente la juventud, tanto de hombres como mujeres. Ha
sido la aparición desbordada, en público, de viejas y nuevas generaciones y
ciudadanías, descontentas todas con la situación del país y con la percepción,
de que se está frente a un gobierno totalmente desconectado con el país, el
gobierno de Iván Duque, el que dijo Uribe.
Esta realidad del gobierno tiene el hecho de ser el gobierno con mayor
desfavorabilidad en los últimos 30 años. De querer hacer trizas los acuerdos de
paz, que si bien ganó con el No en el plebiscito, también es cierto que ha
permitido respirar y enarbolar sueños y esperanzas, que quedan reflejadas en
este amplísimo paro. Que ganó solo porque todas las élites de todo el espectro
nacional, votó contra Gustavo Petro. Que no tiene mayorías en el Congreso. Que
se ve aislado y extraviado, hasta el punto de que quién ha salido a pedir su
renuncia son sectores del mismo partido de gobierno, del Centro Democrático.
Que perdió las elecciones territoriales del 27 de octubre, perdiendo las
alcaldías de Bogotá, Medellín y Cali con sectores alternativos. Que no protege
la vida de líderes y lideresas sociales, de indígenas, afros y raizales, y
además de quienes han cumplido con los acuerdos de paz, como son centenares de
desmovilizados de las Farc. Y que como si fuera poco, viene aplicando y
anunciando todo el recetario neoliberal del FMI, BM y la OCDE, de regresivas
reformas tributarias, laboral, pensional, deterioro de los ingresos laborales
(PND), venta del Ecopetrol, Cenit e ISA, entre muchas, adicionado con un
holding financiero para vender empresa públicas de ese sector, en lo que hemos
llamado el paquetazo de Duque, y que por medidas y anuncios similares se
incendió el vecindario en Haití, Ecuador y Chile.
Frente a esta dificultad y debilidad del gobierno, realzada por la
misma movilización social y el paro nacional, Iván Duque se ha dedicado a
aplicar el mismo plan del presidente Macron en Francia frente a los desafíos de
los manifestantes franceses llamados los chalecos amarillos, consistente,
frente a esos reclamos populares, anunciar diálogos y conversaciones nacionales
con todo la sociedad, tratando al máximo de esquivar y eludir dialogar y
negociar con los sectores movilizados. Acá se quiere, que frente a quienes
convocaron el paro del 21N, aplicar la misma receta, esperando engañar al
país con recepciones rimbombantes en la Casa de Nari...ño de cuanto
lagarto de alta o baja alcurnia pudiese ser deslumbrado frente al arribismo
social y político en esas conversaciones, todo para evitar reconocer al Comité
Nacional de Paro, sus peticiones plasmadas en 13 ejes temáticos, contra el
paquetazo y por la vida y la paz, y poder diluir sus responsabilidades y
desgastar el paro nacional.
En este punto nos encontramos y por lo conocido de las respuestas dadas
por el presidente Duque a los puntos del petitorio, en la entrevista de
cerca de hora y media realizada por Claudia Palacios para el canal Uno, en la
noche de ayer 2 de diciembre, que el gobierno sigue desconectado del país y que
considera que en los 13 ejes temáticos del Comité Nacional de Paro, no es
la agenda que requiere el país y por tal insiste que debe aplicarse la que él
tiene y con la cual ganó en la urnas hace más de 15 meses. Pero si eso fuera
así, la gran cantidad de la población que pide cambio y transformaciones, no
estuviera en la calle y mucho menos con el alcance, profundidad y creatividad
con lo que lo ha hecho.
El presidente Duque y su gobierno, con esta forma de actuar, seguirá
desconectado de la realidad. Y la población seguirá reclamando en la calle otra
agenda, como la de los 13 ejes temáticos. Si bien Duque ganó en las urnas, la
decepción ya no solo es de los que no votamos por él, que lo preveíamos, sino
de millones de los que lo acompañaron, se convertirá en la calle, en la
protesta, en el día a día de la vida de cada uno, en una fuerza que podría
llegar a convertirse en gobierno y poder alternativo, haciéndolo más fácil con
la presencia desfigurada y desvalorizada del actual gobierno.
Y a pesar de la violencia con la que ha respondido el gobierno a
través de sus declaraciones y con el Esmad que determinó la muerte del joven de
grado 11 Dilan Cruz, la movilización y el paro no para.
Podemos decir que Dilan y los cacerolazos son los símbolos de
resistencia y exigencia al gobierno de Duque.
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