Por Edmundo Zárate
Economista, profesor universitario e investigador.
Este es año electoral en Estados Unidos y todo
parece indicar que Trump será reelegido, apoyándose no solamente en el poder
que le da la presidencia misma sino en resultados económicos que exhibe como
positivos. El juicio político que se le adelantó, como consecuencia de la
violación de leyes de su país, mostró que la determinante en los asuntos de la
vida política es la economía, no las mismas instituciones.
Presidencia imperial
Estados Unidos se ha vanagloriado de tener una
democracia ejemplar uno de cuyos baluartes es una férrea división del poder
público en tres ramas, el ejecutivo a cargo del presidente, el legislativo con
en el Senado y la Cámara, y el judicial en la Corte Suprema de Justicia, y cada
una de las ramas sería respetuosa de los linderos.
Pero como lo previó Lenin, esta tridivisión del
poder en la democracia burguesa funciona en la medida en que sea productiva
para los intereses de los dueños de los medios de producción, y si se convierte
en un obstáculo, sencillamente la echarán por la cañería.
Los hechos por los que se acusó a Trump a todas
luces ocurrieron y constituyen violación de la legalidad. Por ejemplo, el uso
del poder ejecutivo para torpedear la asignación de recursos a Ucrania es un
desconocimiento de la potestad del poder legislativo para disponer de los
recursos del Estado. Este hecho fue uno de los que los demócratas usaron para
abrirle el proceso al presidente.
La otra acusación es que Trump impidió que se
publicarán documentos y se citaran testigos que podrían haber demostrado la culpabilidad
en el caso ucraniano, torpedeo que significó pasar por encima de los linderos
del poder judicial, arrojando otro baldado de basura a la justicia. Luego de la
absolución, Trump se ha dedicado indultar a amigos suyos acusados y condenados
por delitos, sobre todo por corrupción.
No hay duda de que el presidente delinquió y,
en consecuencia, el Senado ha debido condenarlo, pero la mayoría republicana
logró imponer su fuerza y billete, y declararlo inocente.
La marcha de la economía
Que el Partido Republicano haya salido
absolutamente unificado a defender a Trump no se explica solo por la disciplina
partidaria, comportamiento que de todos modos no es tema menor en ese país.
Pero la causa real hay que buscarla en los resultados económicos.
Un primer asunto es la gigantesca rebaja de
impuestos a favor de los grandes capitales, lo cual le granjeó el apoyo de un
amplio sector de los billonarios. Que ello se haya traducido en crecimiento
está lejos de haber sido demostrado, pues habría que tener en cuenta la forma
en que se mide el PIB: Los impuestos aparecen como un gasto, así el Estado
construya puentes o escuelas, de manera que estas obras no se cuentan por sus
beneficios que van a producirle a la sociedad. En consecuencia la reducción de
impuestos aparece como una ganancia, es decir, como aumento en el PIB. La
rebaja de impuestos la usaron los billonarios para recomprar 800.000 millones
de dólares en acciones. Aun así, el crecimiento del PIB fue menor de lo
prometido (dijo que llegaría al 5,0%) y de lo alcanzado por Obama (gráfica 1).
Otro aspecto que exhibe Trump es la muy baja
tasa de desempleo que hay en Estados Unidos, la más baja en 50 años. Pero esa
cifra, 3,5%, oculta varios hechos. Uno es que los puestos que se han creado en
los años de gobierno de Trump han sido esencialmente en actividades de bajos
salario ‒por ejemplo en el comercio por gigantes como Amazon o de formas
similares a los domicilios que conocemos en Colombia‒, aun menores, si se trata
de un negro, latino o mujer.
Estas formas de contratación, en muchos casos,
se hacen por horas, lo que se traduce en que la gente reporta haber trabajado
un tiempo mínimo en la semana y pasan de desempleados a empleados.
Los bajos salarios acarrean otro efecto de
espejismo en las estadísticas, pues muchos gringos se ven obligados a trabajar
en más de un puesto usando los contratos por hora, media jornada o jornada
nocturna atendiendo puntos de venta o similares. Por ello, si bien ha crecido
el número total de empresas, ello obedece a que están aumentando las
microempresas, de cinco trabajadores o menos.
Finalmente, las estadísticas muestran que un
creciente número de personas no está buscando trabajo ‒por los bajos salarios,
por la falta de jardines infantiles, por enfermedades derivadas del alcoholismo
y drogadicción, por el aumento de los presidiarios‒, y en consecuencia dejan de
ejercer presión, estadísticamente hablando, pues desaparecen de las
estadísticas laborales.
Trump, por otra parte, ha venido desmantelando
el sistema de salud que empezó a poner en marcha Obama para regocijo de las
aseguradoras y prestadores de salud, otros fuertes aportantes en su campaña.
Mientras tanto, los gringos cada vez mueren más jóvenes por la catástrofe en el
servicio de sanidad pública y por el levantamiento de restricciones a la
polución por carbón, gasolina y otros productos contaminantes, medida tomada
para atraer a los billonarios del petróleo y del carbón a pesar del ruego
mundial por detener el uso de energías fósiles.
Así, hay disminución del gasto social pero el
gasto total está aumentado, pues mientras recorta la ayuda a los sectores
populares crecen sustancialmente los recursos dedicados al armamentismo, con el
consiguiente déficit fiscal y aumento del endeudamiento externo del país,
resultados que Trump había prometido mejorar, no empeorar.
La guerra comercial
Dentro de la propaganda que hizo Trump para
hacerse elegir, uno de sus caballitos de batalla fue el del déficit comercial
con China, a raíz de lo cual empezó una fuerte presión sobre el país asiático,
que se tradujo a la postre en caída de las importaciones desde ese país y en ligera
disminución de las exportaciones, dando como resultado una leve disminución del
déficit comercial con China. Eso es lo que muestra Trump. Pero oculta que el
crecimiento de las importaciones provenientes de otros países asiáticos como
Vietnam, Corea del Sur o Taiwán se ha disparado, o sea, que lo que antes adquiría
en China ahora se lo está comprando a los vecinos donde China está poniendo sus
fábricas.
El resultado final (gráfica 2) es que el
déficit se incrementó, alcanzando el peor nivel de la historia, si se
descuentan los años 2004-2008 envueltos en la crisis. Es decir la política
comercial no se ha traducido en que los productores hayan retornado a Estados
Unidos sino que se han desplazado de China hacia otros países, que tienen
salarios aún más bajos.
Las elecciones de noviembre
Lo que queda claro de este recuento es que los
grandes aportantes a las campañas electorales gringas pueden verse inclinados a
apoyar la reelección, pues han visto cómo sus ganancias han aumentado (por
reducción de impuestos, estancamiento salarial, levantamiento de restricciones,
carrera armamentista) así no haya habido crecimiento de la riqueza del país,
asunto que por lo demás les tiene sin cuidado.
El otro sector determinante es que hay que tener
en cuenta que Trump perdió en el voto popular en las elecciones de 2016,
obteniendo solamente el 47%, pero por las maniobras en los distritos
electorales logró la mayoría de los delegados, historia que se puede repetir en
2020.
Para ganar el voto popular, Trump insiste en su
táctica: mentiras económicas, patrioterismo exhibiendo la cabeza de China,
arreciando la campaña xenófoba y mostrando a sus contendientes demócratas como
incapaces y socialistas castro-chavistas. De nuevo los latinos son víctimas del
acoso de la policía logrando frenar casi totalmente la llegada de inmigrantes
por la frontera sur, a la par que sigue entorpeciendo las políticas electorales
que limitan la capacidad de voto de los negros y de los gringos de ascendencia latina.
Infortunadamente la clase obrera gringa todavía es víctima de esas mentiras.
Gráfica 1.
Gráfica 2. Balance comercial de Estados Unidos en bienes y
servicios 1992-2019
EmoticonEmoticon