Y como el ladrón, desde presidencia se grita: “cojan al ladrón”, tratando infructuosamente de calumniar a la alcaldesa de Bogotá con la falsa acusación de que en la Capital también se han firmado contratos similares lo cual es falso, como lo aclararon hoy Claudia López y los organismos distritales de control.¡No, no creo que Duque sea un hombre ni un presidente honesto!
Por Yezid García Abello
Secretario general (e) del PTC / Bogotá D.C., 29 de abril de 2020
Los defensores de oficio de este Gobierno Duque-Uribe, ante la incompetencia en muchísimos temas clave de la política económica, social y de las relaciones internacionales que son del resorte del presidente, responden a las críticas señalando que “es cierto, Duque no es tan bueno en esos temas y le falta mucha experiencia, pero de que es un hombre honesto, no hay duda alguna”.
No creo, no es un hombre honesto, ni un presidente honesto, quien en
plena cuarentena y emergencia económica y sanitaria por los estragos de la
pandemia, cuando se vaticina que la economía retrocederá su crecimiento entre
-2,5% y -6,0%, que el déficit fiscal estará por encima de 6,0%, que el
desempleo puede alcanzar en los próximos meses más de 20,0%, que están
quebradas o muy cerca de serlo miles de micros, pequeñas y medianas industrias
nacionales, que muchas de las grandes empresas, diferentes a los bancos, tienen
profundas dificultades, y que los excombatientes y líderes sociales asesinados
en su gobierno se cuentan por centenares, firma a través del Departamento
Administrativo de la Presidencia (DAPRE) un contrato para posicionar su imagen
y la de su gobierno, a través de una “estrategia integral en las redes
sociales”, por valor de tres mil trescientos cincuenta millones de pesos.
Asombroso, pero cierto. Y parte de la prensa nacional, indignada, lo
está denunciando; y ya la prensa internacional comenta burlonamente las
características de este gobierno, digno para una “república bananera”, pero no
para una democracia y un país que aspira a salir del atraso en todos los
sentidos. Se trata del contrato FP-290-2020 firmado entre Juan Carlos Vargas
Morales, director del DAPRE y la firma Du Brands SAS, cuyo representante legal
es Pedro Javier Sarmiento Charry. Y sorpréndanse, el supervisor del contrato a
nombre de la presidencia es el señor Hassan Nassar, asesor de comunicaciones de
Duque, uribista pura sangre, sectario como el que más y caracterizado defensor
a ultranza de su jefe político.
Pero allí no acaba la vergonzosa historia. El contrato va del 30 de
abril hasta el 15 de diciembre, es decir, siete meses y medio, a razón de 447
millones de pesos mensuales de los contribuyentes. Y los dineros salen del
Fondo para la Paz, constituido en la firma de los acuerdos de paz que firmaron
Santos y las FARC en 2016, recursos destinados al “financiamiento de programas
de paz encaminados a fomentar la reincorporación a la vida civil de grupos
alzados en armas”. O sea, se le sustraen recursos de los compromisos para la
paz para “posicionar la imagen del presidente de la Republica”. Esta es una vía
expedita para volver trizas los acuerdos de paz, tal como pregona el uribismo.
Y como el ladrón, desde presidencia se grita: “cojan al ladrón”,
tratando infructuosamente de calumniar a la alcaldesa de Bogotá con la falsa
acusación de que en la Capital también se han firmado contratos similares lo
cual es falso, como lo aclararon hoy Claudia López y los organismos distritales
de control.
¡No, no creo que Duque sea un hombre ni un presidente honesto!
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