In memoriam de George Floyd y de Ánderson Arboleda
El esclavismo jugó un preponderante papel en la acumulación de capital durante los siglos XVI y posteriores a un costo humano incalculable. Por su condición de esclavos estos negros, inmigrantes forzosos, no tuvieron posibilidad de acumular ningún tipo de riqueza y cuando obtuvieron su libertad, es decir cuando les fue posible vincularse a la economía como obreros el grupo dominante (blanco en Estados Unidos, mestizo en América Latina) usó su posición despótica para ahondar en la discriminación y opresión.
Por Pascual Amézquita
PhD. en Economía, profesor universitario
Comenzar este artículo hablando de
afroamericanos sería empezar a la defensiva, hablando de manera políticamente
correcta, ocultando un hecho protuberante en la historia de Estados Unidos y de
Colombia, la existencia de un amplio grupo poblacional tan gringo o tan
colombiano como el resto.
Las denominaciones Panteras negras o
Poder negro o Black Lives Matter justamente son lo contrario, es el nombre a la
defensa de un grupo humano cuya única diferencia fisionómica es el color de su
piel, como lo es la de los grupos asiáticos o indios o indígenas
latinoamericanos o los red necks o los esquimales.
Algo
de historia
Pero
lo que hay de fondo es que por su origen histórico en América, la esclavitud,
los negros arrastran con el peso de la opresión desatada por la sociedad, como
lo fueron por un breve tiempo los amarillos cuando masivamente fueron traídos a
América ‒por ejemplo como agricultores en el pacífico de Estados Unidos o de
peones en la construcción del Canal de Panamá‒ en una condición similar a la de
los negros.
En
el imaginario eurocentrista los negros fueron asimilados con los esclavos, de
la misma manera, digamos, que nuestros campesinos llaman mejoral a cualquier
antipirético o colombiana a cualquier gaseosa. Pero los europeos y después los blancos
americanos olvidan de paso que no todos los esclavos en la historia han sido
negros, pues, por ejemplo, para la Roma imperial hasta los mismos arios del
norte de Europa cuando eran capturados eran parte del grupo de esclavos, o los coolies
lo fueron en Estados Unidos o India, o los huitotos en las haciendas caucheras
de los Arana.
El
esclavismo jugó un preponderante papel en la acumulación de capital durante los
siglos XVI y posteriores a un costo humano incalculable (Ver recuadro 1). Por
su condición de esclavos estos negros, inmigrantes forzosos, no tuvieron
posibilidad de acumular ningún tipo de riqueza y cuando obtuvieron su libertad,
es decir cuando les fue posible vincularse a la economía como obreros, el grupo
dominante (blanco en Estados Unidos, mestizo en América Latina) usó su posición
despótica para ahondar en la discriminación y opresión.
Cuando
el marxismo enseña que las condiciones materiales determinan la conciencia
social está suministrando una poderosa herramienta para entender cómo la
condición social de un grupo, es decir su relación frente a los medios de
producción, determina y retroalimenta la forma de ver y concebir el mundo de
ese grupo, la forma como se ve y como es visto por los otros grupos, en un
círculo vicioso difícil de romper, pues, también lo dijo Marx, la tradición pesa
en la conciencia de los hombres como una montaña.
Es
por eso por lo que luego de obtenido el reconocimiento legal de la libertad e
igualdad de los negros frente a los otros grupos poblacionales, la lucha por un
reconocimiento real no ha acabado. Y al igual de lo que se predica sobre la
igualdad de la mujer con el hombre, su final consecución será una de las tareas
por concluir en el socialismo.
Por
lo demás, el establecimiento gringo ha vendido el mito de que la Guerra de
Secesión de 1861 tuvo como causa la lucha por la liberación de los esclavos,
cuando de lo que se trató fue de una guerra comercial entre el Sur y el Norte
de esa naciente nación. El gran triunfador, Lincoln, era proesclavista y cambió
de bando cuando se dio cuenta de que aliándose con los esclavos ganaría la contienda.
Terminada la guerra, los esclavistas inmediatamente se dieron a la tarea de
crear la primera versión del Ku Klux Klan hacia 1865.
Pero
los avances en pro de esa igualdad son incontenibles en proporción directa a la
lucha que se dé por alcanzarla. La historia de Estados Unidos está llena de
ejemplos de levantamientos de los obreros por obtener mejores condiciones y
finalmente se ha logrado arrancar algunas. Otro tanto ha ocurrido con la lucha
de los negros y de otra minoría que ha padecido la opresión similar, la de los
pocos indios supervivientes en ese país.
Los
negocios son blancos
Por
su importancia económica los opresores no ceden fácilmente a los reclamos de
los negros. El principal aspecto económico es el muy bajo salario que se le
paga a ese grupo, con las consecuencias sociales que acarrea, como se muestra
en el recuadro 2. Mantenerlos profundamente subordinados permite pagarles
menores salarios, con lo cual el grueso de los salarios de ese país cae. Es
decir, un alza salarial a los negros implica automáticamente que todos los
salarios subirán. Algo similar a lo que ocurre con el contrapeso de pagar
salarios más bajos a las mujeres. Y el mismo ejercicio puede hacerse en
relación con los otros derechos que le son negados o regateados a los negros.
Su mejoramiento significará la necesidad de subir el listón para todos los
otros sectores.
La
gráfica 1 muestra otro ángulo del asunto. Los trabajadores negros son los menos
calificados, los que ocupan los puestos que en Colombia se identifican como
operarios y allá como trabajadores de mostrador (front line industries)
y los que padecen mayores niveles de pobreza.
De
ahí la feroz lucha de los grupos opresores contra el menor intento de
levantamiento de los negros. En medio de la guerra de Vietnam, en la cual la
proporción de negros en el ejército era a todas luces desigual respecto a los
otros grupos (el 40% de los soldados rasos eran negros, mientras que en el
conjunto de la población eran el 12%, sin contar lo que debería estar
ocurriendo entre la alta oficialidad) se gestó el movimiento de las Panteras
negras y otros similares como el de Martin Luther King. Pues bien, la historia
de ese país tiene ampliamente documentado que para derrotarlos no solo se
procedió a su detención, a su amedrentamiento físico sino a métodos más
refinados, especie de falsos positivos, como llenar sus casas con drogas y
armas por agentes de la policía para luego allanar y mostrar la “evidencia” de
que los negros eran drogadictos, ladrones y demás cosas.
El
asesinato de Floyd fue, para recurrir a la desgastada expresión, la gota que
rebozó la copa. Lo que viene es incierto. De un lado los dómines gringos
recurrirán a todo su arsenal de mentiras, trampas, amedrentamientos y
linchamientos que tienen acumulado en su historial fascista. De otro, la
sociedad cada vez es más consciente de que la suerte de los negros es apenas un
reflejo de la suerte de todos los obreros de ese país, que se agrava a pasos
agigantados por cuenta de la mayor explotación que se escuda en las secuelas
del covid-19. Un ingrediente extraordinario es que todos los estadounidenses tienen
derecho a portar armas en público (si tienen la plata) lo que hace aún más
incierta cualquier cábala en un año electoral donde uno de los contrincantes es
la expresión de lo más retardatario del capitalismo.
Epílogo
Infortunadamente
en el caso de Anderson Arboleda su muerte no logró conmover a un país ya
narcotizado e indolente ante la muerte de muchos otros negros e indios, las dos
minorías que más muertos han puesto en esta nueva oleada de violencia que se
desató no bien se instaló el gobierno de Duque.
Gráfica 1
Fuente:
Nellie Peyton & Anastasia Moloney (2020). George Floyd: America's racial inequality in numbers,
| @nelliepeyton | Thomson Reuters Foundation. Disponible en: https://news.trust.org/item/20200601213023-p1dkx.
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