En aprietos la reelección de Trump

César Tovar de León 2:33 p.m.




Se percibe un pulso planetario que pasa por la definición que tome Estados Unidos en la reelección de Trump. En general los gobiernos de derecha del planeta han tenido dificultad en enfrentar la pandemia y sus consecuencias por sus obtusas consideraciones sobre el papel del Estado y del gasto público. Eso los ha debilitado ante sus electores y el jefe de la tropilla se la juega en noviembre de este año. Si es derrotado como hoy todo parece indicarlo, el mundo tendrá un respiro para que las fuerzas populares y democráticas se reorganicen y exijan lo suyo.

Por Pascual Amézquita 
PhD. en Economía, profesor universitario
La Revista británica The Economist puso a disposición de sus lectores un sofisticado sistema de encuesta para establecer el rumbo de las elecciones que se llevarán a cabo en Estados Unidos en noviembre de este año entre el candidato del Partido Demócrata Joe Biden, y el actual presidente Donald Trump.
La reconstrucción de los datos del año arroja que antes de la pandemia Trump tenía buenas posibilidades de ser reelegido pero a medida que fueron transcurriendo las semanas del covid-19 Biden no sólo cerró la brecha sino que empezó a superar a Trump. En la misma dirección aparecen otros afamados encuestadores como Oxford Economics.
Desorden inducido
Hay tres causas que suman para debilitar las posibilidades del presidente. En primer lugar, el errático manejo dado al sistema de salud público para enfrentar al coronavirus se ha traducido en que Estados Unidos es el país con mayor número de muertos, unos 135.000 a la fecha de redacción de este artículo, mayor número de infectados y ausencia de una clara política para hacer frente a la enfermedad como lo pone de presente el hecho de que ni siquiera se hayan establecido directrices claras sobre el uso de tapabocas y los infundados llamados del presidente a utilizar medicamentos ineficaces para combatir la enfermedad.
Como se previó desde un principio, la mayor cantidad de afectados por la enfermedad está en los suburbios más pobres de las grandes capitales y se ha afectado desproporcionadamente los negros y a los latinos. Mientras tanto, las ganancias de las cinco principales empresas de ese país, encabezadas por Amazon y Microsoft vieron aumentaron de manera astronómica, como se observa en la gráfica 1.
Gráfica 1. La riqueza de los billonarios en Estados Unidos hierve durante la pandemia. Cambio en la riqueza de los billonarios de Estados Unidos desde el inicio de la pandemia.

Fuente: Institute for Policy Studies – Statista.
La gráfica 2 muestra las desproporcionadas tasas de desempleo ocasionadas por la pandemia en Estados Unidos, que afecta en mayor medida a los negros, los latinos y las mujeres. Es una tasa de desempleo nunca vista en la historia de la economía.
Gráfica 2. Desempleo proyectado, el más alto desde la Gran Depresión. Las mayores tasas de desempleo en la historia de Estados Unidos.
Fuentes: CNBC, The Balance-Statista. * Tasa proyectada para marzo 2020.
El errático manejo del sistema de salud esconde otra de las aristas qué está debilitando a Trump, el problema económico. En artículos anteriores de La Bagatela se ha insistido en que ya desde antes de la pandemia Estados Unidos había empezado una etapa de profunda desaceleración económica luego de casi doce años de crecimiento sostenido del PIB, una larga etapa iniciada en el año 2008 que empezó a marchitarse con la torpe política comercial de Estados Unidos que se tradujo en las batallas comerciales que desató contra China, Europa y México.
El posible retorno de algunas fábricas a Estados Unidos como consecuencia de los aranceles a las importaciones, de las amenazas comerciales de toda índole y de la rebaja a los impuestos, es un resultado que tomará su tiempo. Además no resolverá el problema del desempleo pues las fábricas que retornen lo harán usando sistemas automatizados, robotizados y de inteligencia artificial. Es decir la carta ganadora de Trump demorará en consolidarse pero en cambio los efectos negativos empezaron a sentirse pronto pues la guerra comercial estuvo adobada con otras políticas antiglobalización que enturbiaron el panorama de los negocios en el planeta. Ello, sin embargo, no debe ocultar el hecho de que a los mayores millonarios del país les fue de maravilla. Así, por ejemplo, el número de ultrarricos en estados Unidos se duplicó entre 2009 y 2019[1].
Sobre la desestabilización de los negocios vale la pena recordar las disputas con sus socios europeos en torno a la Otan y con Japón y Corea del Sur en relación con los gastos militares. Asimismo el efecto económico de sus peleas en la ONU en relación con el manejo de entidades como Unesco y de programas como los dirigidos a atenuar los cambios climáticos y a controlar el armamentismo atómico.
Es decir, la política de hacer retornar a los productores a Estados Unidos se vio afectada por los disturbios que ocasionó en el mundo de los negocios a través de varias salidas en falso.
En medio de esta situación, que ya empezaba a hacer caótica por sí sola, hizo su aparición el covid-19 que desnudó otro problema que padece la potencia, el vergonzoso estado de su sistema de salubridad pública que lo pone en la cola entre los países de mayor desarrollo. Obama intentó crear un sistema de seguridad para unos 50 millones de gringos que no tienen acceso a la salud a través de un régimen de aseguramiento que, de haber funcionado, habría permitido controlar de mejor manera los efectos de la pandemia. Si bien es cierto que Trump no ha logrado desmantelarlo del todo, sí ha logrado obstaculizarlo a través de una serie de acciones ante los tribunales de ese país.
Aunque el Gobierno gringo nunca decretó oficialmente cuarentena nacional, de todos modos en muchos estados de la Unión no hubo alternativa diferente a cerrar negocios, lo cual sumado a la tendencia general de desaceleración que venía ocurriendo, trajo como resultado haber hundido a Estados Unidos en la mayor depresión en el último siglo, medida por el número de desempleados, el número de empresas cerradas, la caída de la producción y de las exportaciones. Mientras tanto los capitales ociosos se han dado a la especulación en la bolsa de valores obteniendo ganancias que ya superan la etapa previa al coronavirus.
Los escenarios de los electores
¿Cuál será el efecto en las elecciones de estos hechos? Para el empresariado gringo es evidente que los gobernantes republicanos tienen mayores dificultades a la hora de poner en marcha planes estatales para la recuperación, por su aversión teórica a la hora de juzgar la intervención del Estado. Esa fue una de las razones por las cuales Obama pudo derrotar a su contrincante republicano en 2008 pues en campaña ofreció que haría del Estado no el problema, como afirman los republicanos, sino la solución a los problemas de la economía. En cambio puede decirse que la prédica republicana a favor de los millonarios tiene mayor acogida en épocas de crecimiento. Este vaivén ha sido notorio en los momentos de mayor incertidumbre económica en ese país.
Como dijo Joseph Stiglitz en el año electoral de Obama, “todos somos keynesianos” para recordar que esta política económica de sabor muy amargo para los millonarios por cuanto implica alza de impuestos, es la única adecuada para salir de los líos.
Así las cosas, es previsible que un sector de los grandes aportantes gringos tienda sus brazos hacia Biden. De hecho hoy ya empieza a percibirse que una parte de los barones electorales republicanos están desligándose de Trump para evitar ser barridos en el Senado en la elección que se lleva a cabo también este año.
A esa cúspide republicana no les sirve para sus negocios el estado de zozobra al que ha llevado Trump el mundo político y económico. Si antes eso poco importó fue porque las ganancias seguían creciendo, pero ahora están cayendo, y se vuelve muy importante regresar a cierta estabilidad que la administración Trump no garantiza, como lo han denunciado los diferentes libros que se han escrito sobre la vida diaria de la Casa Blanca.
Otro ángulo para analizar es el relativo a la inclinación de voto que tengan las grandes masas. Cómo se recuerda Trump logró polarizar en la elección pasada creando el mito de unos indemostrables efectos económicos y políticos causados por los inmigrantes. Ese supremacismo blanco está hoy a la defensiva, ante todo por el resurgimiento de la conciencia de los explotados luego del infame asesinato del negro George Floyd. La guerra iconoclasta desatada contra los principales mitos segregacionistas y opresores de Estados Unidos ha vigorizado el movimiento popular a tal punto que en varias ciudades los mismos supremacistas decidieron quitar estatuas antes de que sean derribadas por la ira popular.
Todo se va complicando
Una muy buena medida de las dificultades que tiene Trump es el hecho de que no haya podido concretar con su aliado Netanyahu en Israel la toma de las colonias de Cisjordania. A ambos mandatarios, hundidos hasta la coronilla en mil problemas domésticos, les convenía innegablemente dar el zarpazo para ganar adeptos en la franja de la ultraderecha y para distraer la atención del electorado, pero el efecto desestabilizador en la economía y la política será de tal magnitud que muy a su pesar tuvieron que hacer mutis por el foro el primero de julio cuando se preveía lo peor. Compárese con lo que ocurrió cuando tomó la decisión gansteril de cambiar la embajada de Tel Aviv a Jerusalén: no hubo poder suficiente para evitarlo.
Otro tanto puede decirse de las crecientes dificultades que ha tenido para resolver a su manera el lío que creó en Venezuela hasta tener que aguantarse que petroleros iraníes transportaran gasolina a Venezuela mientras se hace un despliegue sin precedentes de fuerzas militares en el Caribe para aumentar la presión y proceder a una invasión, caso en el cual las tropas gringas estacionadas ilegalmente en Colombia servirán de cabeza de playa.
Igualmente son muestras internas de su debilitamiento cierta rebelión de barones republicanos, que la Corte Suprema de Justicia (con mayoría de derecha, incluidos dos magistrados designados por Trump) haya dado su voto en contra de alguna restricción al derecho al aborto en un estado y detenido varias veces los programas de expulsión o veto a inmigrantes, y que haya tenido que recular en su decisión de prohibir la estadía de estudiantes extranjeros que no reciban clases presenciales.
Se percibe así un pulso planetario que pasa por la definición que tome Estados Unidos en la reelección de Trump. En general los gobiernos de derecha del planeta han tenido dificultad en enfrentar la pandemia y sus consecuencias por sus obtusas consideraciones sobre el papel del Estado y del gasto público. Eso los ha debilitado ante sus electores y el jefe de la tropilla se la juega en noviembre de este año. Si es derrotado como hoy todo parece indicarlo, el mundo tendrá un respiro para que las fuerzas populares y democráticas se reorganicen y exijan lo suyo.



[1] Spectrem Group’s 2019 Market Insights Report Reveals 10th Consecutive Annual Increase in Wealthy American Households - March 12, 2019.

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