Se percibe un pulso planetario que pasa por la definición que tome Estados Unidos en la reelección de Trump. En general los gobiernos de derecha del planeta han tenido dificultad en enfrentar la pandemia y sus consecuencias por sus obtusas consideraciones sobre el papel del Estado y del gasto público. Eso los ha debilitado ante sus electores y el jefe de la tropilla se la juega en noviembre de este año. Si es derrotado como hoy todo parece indicarlo, el mundo tendrá un respiro para que las fuerzas populares y democráticas se reorganicen y exijan lo suyo.
Por Pascual Amézquita
PhD. en Economía, profesor universitario
La Revista
británica The Economist puso a
disposición de sus lectores un sofisticado sistema de encuesta para establecer
el rumbo de las elecciones que se llevarán a cabo en Estados Unidos en
noviembre de este año entre el candidato del Partido Demócrata Joe Biden, y el
actual presidente Donald Trump.
La reconstrucción
de los datos del año arroja que antes de la pandemia Trump tenía buenas
posibilidades de ser reelegido pero a medida que fueron transcurriendo las
semanas del covid-19 Biden no sólo cerró la brecha sino que empezó a superar a
Trump. En la misma dirección aparecen otros afamados encuestadores como Oxford
Economics.
Desorden inducido
Hay tres causas
que suman para debilitar las posibilidades del presidente. En primer lugar, el
errático manejo dado al sistema de salud público para enfrentar al coronavirus
se ha traducido en que Estados Unidos es el país con mayor número de muertos,
unos 135.000 a la fecha de redacción de este artículo, mayor número de
infectados y ausencia de una clara política para hacer frente a la enfermedad como
lo pone de presente el hecho de que ni siquiera se hayan establecido
directrices claras sobre el uso de tapabocas y los infundados llamados del
presidente a utilizar medicamentos ineficaces para combatir la enfermedad.
Como se previó
desde un principio, la mayor cantidad de afectados por la enfermedad está en
los suburbios más pobres de las grandes capitales y se ha afectado
desproporcionadamente los negros y a los latinos. Mientras tanto, las ganancias
de las cinco principales empresas de ese país, encabezadas por Amazon y
Microsoft vieron aumentaron de manera astronómica, como se observa en la
gráfica 1.
Gráfica 1. La
riqueza de los billonarios en Estados Unidos hierve durante la pandemia. Cambio
en la riqueza de los billonarios de Estados Unidos desde el inicio de la
pandemia.
Fuente: Institute
for Policy Studies – Statista.
La gráfica 2
muestra las desproporcionadas tasas de desempleo ocasionadas por la pandemia en
Estados Unidos, que afecta en mayor medida a los negros, los latinos y las
mujeres. Es una tasa de desempleo nunca vista en la historia de la economía.
Gráfica 2. Desempleo
proyectado, el más alto desde la Gran Depresión. Las mayores tasas de desempleo
en la historia de Estados Unidos.
Fuentes: CNBC, The Balance-Statista. * Tasa proyectada para marzo 2020.
El errático manejo
del sistema de salud esconde otra de las aristas qué está debilitando a Trump,
el problema económico. En artículos anteriores de La Bagatela se ha insistido en que ya desde antes de la pandemia
Estados Unidos había empezado una etapa de profunda desaceleración económica
luego de casi doce años de crecimiento sostenido del PIB, una larga etapa
iniciada en el año 2008 que empezó a marchitarse con la torpe política
comercial de Estados Unidos que se tradujo en las batallas comerciales que
desató contra China, Europa y México.
El posible retorno
de algunas fábricas a Estados Unidos como consecuencia de los aranceles a las
importaciones, de las amenazas comerciales de toda índole y de la rebaja a los
impuestos, es un resultado que tomará su tiempo. Además no resolverá el
problema del desempleo pues las fábricas que retornen lo harán usando sistemas
automatizados, robotizados y de inteligencia artificial. Es decir la carta
ganadora de Trump demorará en consolidarse pero en cambio los efectos negativos
empezaron a sentirse pronto pues la guerra comercial estuvo adobada con otras
políticas antiglobalización que enturbiaron el panorama de los negocios en el
planeta. Ello, sin embargo, no debe ocultar el hecho de que a los mayores
millonarios del país les fue de maravilla. Así, por ejemplo, el
número de ultrarricos en estados Unidos se duplicó entre 2009 y 2019[1].
Sobre la
desestabilización de los negocios vale la pena recordar las disputas con sus
socios europeos en torno a la Otan y con Japón y Corea del Sur en relación con
los gastos militares. Asimismo el efecto económico de sus peleas en la ONU en
relación con el manejo de entidades como Unesco y de programas como los
dirigidos a atenuar los cambios climáticos y a controlar el armamentismo
atómico.
Es decir, la
política de hacer retornar a los productores a Estados Unidos se vio afectada
por los disturbios que ocasionó en el mundo de los negocios a través de varias
salidas en falso.
En medio de esta
situación, que ya empezaba a hacer caótica por sí sola, hizo su aparición el
covid-19 que desnudó otro problema que padece la potencia, el vergonzoso estado
de su sistema de salubridad pública que lo pone en la cola entre los países de
mayor desarrollo. Obama intentó crear un sistema de seguridad para unos 50
millones de gringos que no tienen acceso a la salud a través de un régimen de
aseguramiento que, de haber funcionado, habría permitido controlar de mejor
manera los efectos de la pandemia. Si bien es cierto que Trump no ha logrado
desmantelarlo del todo, sí ha logrado obstaculizarlo a través de una serie de
acciones ante los tribunales de ese país.
Aunque el Gobierno
gringo nunca decretó oficialmente cuarentena nacional, de todos modos en muchos
estados de la Unión no hubo alternativa diferente a cerrar negocios, lo cual
sumado a la tendencia general de desaceleración que venía ocurriendo, trajo como
resultado haber hundido a Estados Unidos en la mayor depresión en el último
siglo, medida por el número de desempleados, el número de empresas cerradas, la
caída de la producción y de las exportaciones. Mientras tanto los capitales
ociosos se han dado a la especulación en la bolsa de valores obteniendo
ganancias que ya superan la etapa previa al coronavirus.
Los escenarios de los
electores
¿Cuál será el
efecto en las elecciones de estos hechos? Para el empresariado gringo es
evidente que los gobernantes republicanos tienen mayores dificultades a la hora
de poner en marcha planes estatales para la recuperación, por su aversión
teórica a la hora de juzgar la intervención del Estado. Esa fue una de las
razones por las cuales Obama pudo derrotar a su contrincante republicano en 2008
pues en campaña ofreció que haría del Estado no el problema, como afirman los
republicanos, sino la solución a los problemas de la economía. En cambio puede
decirse que la prédica republicana a favor de los millonarios tiene mayor
acogida en épocas de crecimiento. Este vaivén ha sido notorio en los momentos
de mayor incertidumbre económica en ese país.
Como dijo Joseph Stiglitz
en el año electoral de Obama, “todos somos keynesianos” para recordar que esta
política económica de sabor muy amargo para los millonarios por cuanto implica
alza de impuestos, es la única adecuada para salir de los líos.
Así las cosas, es
previsible que un sector de los grandes aportantes gringos tienda sus brazos
hacia Biden. De hecho hoy ya empieza a percibirse que una parte de los barones
electorales republicanos están desligándose de Trump para evitar ser barridos
en el Senado en la elección que se lleva a cabo también este año.
A esa cúspide
republicana no les sirve para sus negocios el estado de zozobra al que ha
llevado Trump el mundo político y económico. Si antes eso poco importó fue
porque las ganancias seguían creciendo, pero ahora están cayendo, y se vuelve
muy importante regresar a cierta estabilidad que la administración Trump no
garantiza, como lo han denunciado los diferentes libros que se han escrito
sobre la vida diaria de la Casa Blanca.
Otro ángulo para
analizar es el relativo a la inclinación de voto que tengan las grandes masas.
Cómo se recuerda Trump logró polarizar en la elección pasada creando el mito de
unos indemostrables efectos económicos y políticos causados por los inmigrantes.
Ese supremacismo blanco está hoy a la defensiva, ante todo por el resurgimiento
de la conciencia de los explotados luego del infame asesinato del negro George
Floyd. La guerra iconoclasta desatada contra los principales mitos
segregacionistas y opresores de Estados Unidos ha vigorizado el movimiento
popular a tal punto que en varias ciudades los mismos supremacistas decidieron quitar
estatuas antes de que sean derribadas por la ira popular.
Todo se va complicando
Una muy buena
medida de las dificultades que tiene Trump es el hecho de que no haya podido
concretar con su aliado Netanyahu en Israel la toma de las colonias de Cisjordania.
A ambos mandatarios, hundidos hasta la coronilla en mil problemas domésticos,
les convenía innegablemente dar el zarpazo para ganar adeptos en la franja de
la ultraderecha y para distraer la atención del electorado, pero el efecto
desestabilizador en la economía y la política será de tal magnitud que muy a su
pesar tuvieron que hacer mutis por el foro el primero de julio cuando se
preveía lo peor. Compárese con lo que ocurrió cuando tomó la decisión gansteril
de cambiar la embajada de Tel Aviv a Jerusalén: no hubo poder suficiente para
evitarlo.
Otro tanto puede
decirse de las crecientes dificultades que ha tenido para resolver a su manera
el lío que creó en Venezuela hasta tener que aguantarse que petroleros iraníes
transportaran gasolina a Venezuela mientras se hace un despliegue sin
precedentes de fuerzas militares en el Caribe para aumentar la presión y
proceder a una invasión, caso en el cual las tropas gringas estacionadas
ilegalmente en Colombia servirán de cabeza de playa.
Igualmente son
muestras internas de su debilitamiento cierta rebelión de barones republicanos,
que la Corte Suprema de Justicia (con mayoría de derecha, incluidos dos
magistrados designados por Trump) haya dado su voto en contra de alguna
restricción al derecho al aborto en un estado y detenido varias veces los
programas de expulsión o veto a inmigrantes, y que haya tenido que recular en
su decisión de prohibir la estadía de estudiantes extranjeros que no reciban
clases presenciales.
Se percibe así un
pulso planetario que pasa por la definición que tome Estados Unidos en la
reelección de Trump. En general los gobiernos de derecha del planeta han tenido
dificultad en enfrentar la pandemia y sus consecuencias por sus obtusas
consideraciones sobre el papel del Estado y del gasto público. Eso los ha
debilitado ante sus electores y el jefe de la tropilla se la juega en noviembre
de este año. Si es derrotado como hoy todo parece indicarlo, el mundo tendrá un
respiro para que las fuerzas populares y democráticas se reorganicen y exijan lo
suyo.
[1] Spectrem Group’s 2019 Market Insights Report Reveals 10th Consecutive
Annual Increase in Wealthy American Households - March 12, 2019.
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