Ante la presencia de tropas gringas en Colombia, el presidente Duque se limita a mostrarse como “implacable” luchador contra el narcotráfico y se ha plegado a los planes de Trump en esta materia. Uribe y el Centro Democrático son quienes, sin mayor ilustración y menos argumentación tratan el asunto como algo cotidiano, y manifiestan su respaldo incondicional a la avanzada gringa. El eterno presidente cree poder resolver el tema con un twitter tratando el asunto como una visita de buena voluntad de un grupo de boy scouts. ¡Vivan las ayudas! Trato engañoso e indigno para maltratar aún más al país.Por Alberto Herrera
Director de La Bagatela
Un día antes, Mike Pompeo, secretario de Estado de EE. UU. había propuesto la conformación de un gobierno de transición en Venezuela sin Maduro, propuesta que fue descalificada por el canciller Arreaza. Una acusación como esta no se presentaba en el continente desde la década de los 80, que terminó en 1989 con la invasión a Panamá y la detención del presidente panameño Manuel Antonio Noriega, también acusado de narcotráfico.
Aunque por “razones de seguridad” el Comando Sur de EE. UU. no dio detalles sobre la cantidad de tropas y de recursos involucrados, el general Mark Milley, jefe del Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Armadas de EE. UU. señaló que en el despliegue participan miles de soldados de infantería, marinos, del cuerpo de marines y de la fuerza aérea, así como miembros de fuerzas de operaciones especiales. Además, en esta “operación ampliada antinarcóticos” participan el departamento de Seguridad Nacional, el Departamento de Justicia, el Departamento de Defensa y la DEA. A la operación que se inició oficialmente el 1 de abril se sumaron naves de la Flota Atlántica, barcos de guerra adicionales procedentes del Comando Europeo, del Comando del Pacífico con destructores, buques de guerra de última generación que transportan helicópteros, y barcos guardacostas, así como aviones de combate, equipados con radar y con capacidad de hacer seguimiento y clasificar vehículos en tierra u otras aeronaves.
Si esta movilización militar se da como consecuencia de declarar a Maduro y a la cúpula del gobierno venezolano como narcotraficantes y ofrecer una millonaria recompensa por su captura, se puede afirmar que involucra directamente a Colombia, constituyéndose en una amenaza contra su soberanía y contra la paz y estabilidad del continente. Al observar el mapa elaborado por el Departamento de Defensa de EE. UU. del área inicial que cubre la operación, se nota claramente que la tenaza marítima y aérea se abre, en primer lugar, sobre el territorio colombiano, al punto que hoy, en medio de la pandemia, ninguna nación esta tan cercada y destinada a ser el centro de una operación militar sin precedentes sobre esta parte del globo. Solo faltaba la avanzada terrestre que se anuncia en un escuálido comunicado conjunto de la embajada norteamericana en Bogotá y del Ministerio de Defensa el 27 de mayo, (del cual saca pecho el ministro) informando “la llegada al país de una Brigada norteamericana de Asistencia de Fuerza de Seguridad (SFAB por sus siglas en inglés)”.
El gobierno colombiano pretende hacerle creer al país que la brigada militar gringa, que ya tiene más de un mes en territorio colombiano, solo realizará “actividades de asesoría, capacitación y entrenamiento para la lucha contra el narcotráfico y en apoyo a la paz regional”. (Semana 07/06/20). Con esa argumentación pretende obviar el debate y la autorización del Senado para permitir la permanencia de tropas extranjeras en territorio colombiano. Sin ruborizarse y desconociendo el repudio de los pueblos latinoamericanos a tan indeseables “visitas”, el Mindefensa Holmes se atrevió a reconocer en el debate llevado a cabo el 10 de junio en el Senado la verdadera catadura del Ejecutivo: “la cooperación militar con los EE. UU. es conveniente y necesaria y se viene dando desde hace muchos años, tiene una larga tradición”. Lo que no mencionó es en qué consiste ese asesoramiento, ni a quién va a capacitar.
¿Que son las SFAB?
Lo que el ministro omitió sobre el asesoramiento de las SFAB pero que debe conocer, es posible encontrarlo en las redes, donde hay abundante información sobre las SFAB; son la última concepción y principal unidad de seguridad de las fuerzas armadas de EE. UU. (The oficial focus of the US. Army, feb 17/17). SFAB tiene sus raíces en la formación de las fuerzas especiales y la doctrina. Cada brigada consta de 800 altos oficiales y suboficiales, cuidadosamente escogidos, que podrían actuar como un cuadro para formar un equipo de combate de brigada completa en cuestión de meses. Son capacitados en idiomas, en cómo trabajar con intérpretes, y están equipadas con equipos de última generación que incluye las comunicaciones y armas para apoyar a socios de la coalición seguras, pero no clasificados, así como los sistemas de aeronaves no tripuladas. (es.qwe.wiki/1st Security_Force_Assistance_Brigade) Pese a la favorable imagen transmitida en general por Hollywood, a las Fuerzas Especiales se las acusó desde muy pronto de practicar y enseñar técnicas de tortura, asesinatos selectivos de prisioneros y combatientes, contribuir en matanzas de indígenas y otros crímenes de guerra. (Wikipedia.org/Fuerzas Especiales del Ejército de los Estados Unidos).
Es claro que estas brigadas son lo más depurado de sus fuerzas de seguridad gringas, son los maestros en “poner la rodilla en el cuello” del enemigo, pero ¿a quién vienen a capacitar? Es de nuevo Mark Milley, quien como oficial del más alto rango en las Fuerzas Armadas de los Estados Unidos ilustra sobre las razones de la existencia de la Brigada de Asistencia de Fuerza de Seguridad (SBAF) creadas hace cuatro años y que emprendieron su primera misión en territorio afgano: “SBAF “son Fuerzas Especiales que han salido y hecho lo que se suponen que hagan, y que solo ellas pueden hacer, entrenar fuerzas irregulares”, y dijo “Las fuerzas convencionales son más adecuadas para instruir artillería, aviación, blindaje y otras especialidades. Las Fuerzas Especiales realmente no pueden cumplir con el nivel de entrenamiento de un ejército entero” añadió Milley, “eso le toca hacerlo a las fuerzas regulares”. (Army Times, 31/10/17). Colombia tiene el vergonzoso “honor” de recibirlas por primera vez en el continente.
Rechazo continental
Aunque el país aún no ha captado la gravedad de esta hostil “visita”, el rechazo a su permanencia en Colombia tiene sus manifestaciones claras, así como la complicidad del gobierno nacional y de las fuerzas más retrógradas, proclives y sumisas a esta decisión inspirada por el gobierno de Trump.
En debate realizado en el Senado el 10 de junio, los voceros de la bancada alternativa alegaron que la presencia de tropas exige una discusión del tema y la autorización de esa corporación. Este fue el argumento inicial que esgrimieron los parlamentarios que citaron al ministro de Defensa a debate de control político. Alegaron que en Colombia existe una larga tradición no solo de intervenciones periódicas de las Fuerzas Militares de Estados Unidos, sino que son reiteradas las violaciones a la Carta que exige controles preventivos a cualquier ultraje a la soberanía nacional.
Iván Cepeda fue claro en que debatir la presencia de tropas extranjeras en el territorio nacional, ya sea para tránsito, permanencia o estacionamiento es una competencia del Senado de la República a la cual no se le puede sustraer. Esta facultad no puede ser usurpada y debe resolverse con anterioridad a la posible presencia de fuerzas militares extranjeras. Además, expresó que “estas tropas no van a combatir a los carteles del narcotráfico, sino esencialmente al campesinado y a los cultivadores de coca con lo cual emerge el peligro de que tropas extranjeras terminen involucradas en hechos de violencia contra campesinos”.
A su turno, Gustavo Petro dijo que no entendía la actitud del gobierno que teniendo mayorías en el Congreso, no permite el debate que autorice el tránsito de tropas en el territorio nacional. Hay algo más, se preguntó. Según él no hay base legal para la presencia de tropas gringas. Estamos ante la estrategia de agresión a otro Estado.
Antonio Sanguino aseguró que está en juego la perspectiva de paz nacional y continental. La relación entre la presencia de tropas gringas y el asunto de Venezuela es claro, así el gobierno trate de negarlo. El comunicado de la embajada habla de narco y paz regional. Quedamos involucrados en el conflicto, la paz nuestra es otra. Hizo un recuento de distintas y reiteradas veces que funcionarios del Estado desde el presidente, pasando por las anotaciones del asesor de seguridad de la Casa Blanca, Bolton, pasando por el evento de la operación iniciada en La Guajira, que indican la favorabilidad a una intervención militar a Venezuela. Recordó que la canciller en entrevista a la revista Semana dijo: “la prioridad es tumbar a Maduro”.
En su intervención, el senador Jorge Robledo califico de farsa la intención del gobierno de EE. UU. de acabar con el narcotráfico, de hecho, el Plan Colombia que implicó un gran gasto para el país, se propuso fue reducirlo al 50%.
El inconformismo vino también del presidente del Senado, quien mediante twitt reclamó el derecho de dicha corporación a debatir la presencia de tropas extranjeras:
Lidio Garcia Turbay / @Lidiosenado "Con todo respeto Presidente @IvanDuque , quiero recordarle que el artículo 173 de nuestra Carta política establece que “permitir tránsito de tropas extranjeras” en territorio colombiano es una atribución constitucional del Senado de la República. @mindefensa @CarlosHolmesTru".
El Consejo de Estado mediante a una carta a Duque solicitó un informe sobre la presencia de tropas extranjeras en territorio colombiano teniendo en cuenta que de acuerdo a los artículos 173 y 237 de la Constitución Política colombiana, “el tránsito de tropas extranjeras por el territorio nacional demanda la intervención de distintas autoridades del poder público”, como el Senado de la República y el mismo Consejo de Estado.
A su vez el magistrado Gustavo Gómez, expresidente del Consejo de Estado, ha sostenido que cualquier determinación del Ejecutivo en cuanto al tránsito, permanencia o estacionamiento de tropas extranjeras debe convocar los otros dos poderes del Estado: el Legislativo y el Judicial.
Las voces que rechazan esta presencia de tropas gringas también vienen del extranjero, el Grupo de Puebla, alianza progresista conformada por varios líderes y exmandatarios de 13 países, reunido en Buenos Aires el 1 de junio, rechazó la llegada de una brigada del Ejército norteamericano en los próximos días a suelo de Colombia. Resaltan además que eventualmente el acuerdo puede convertirse en plataforma de lanzamiento de la ofensiva militar anunciada por el presidente estadounidense Donald Trump contra Venezuela, desestabilizando así la seguridad de hemisferio. Este acuerdo, además de ser ilegal porque viola la exigencia constitucional de una aprobación previa por parte del Senado colombiano, contribuirá a escalar el conflicto que viven los dos gobiernos y elevar la tensión en sus zonas fronterizas.
El presidente Duque se limita a mostrarse como “implacable” luchador contra el narcotráfico y se ha plegado a los planes de Trump en esta materia. Uribe y el Centro Democrático son quienes, sin mayor ilustración y menos argumentación tratan el asunto como algo cotidiano, y manifiestan su respaldo incondicional a la avanzada gringa. El eterno presidente cree poder resolver el tema con un twitter tratando el asunto como una visita de buena voluntad de un grupo de boy scouts. ¡Vivan las ayudas! Trato engañoso e indigno para maltratar aún más al país.
Como ya están en territorio colombiano, por el momento Duque tiene la obligación de informarle al país las actividades que realizan estas brigadas. En sus charlas diarias debe dedicar unos minutos a este tema que nos compete a todos los colombianos.
Álvaro Uribe Vélez / @AlvaroUribeVel /2 jun. 2020 "Son 53 militares que vienen de asesores, sin armas, no es una fuerza de combate, vienen a ayudar, a concebir cómo se mejora la política antidrogas en Colombia, ¡qué bueno! ... Con más de 200 mil hectáreas de coca, estamos en mora de todas esas ayudas".
De todas formas Latinoamérica ya no es la misma, de una u otra forma se han levantado los pueblos contra la opresión extranjera y el hambre. En distintas ocasiones produciendo gobiernos alternativos, combatidos por el imperio y fuerzas a su servicio, pero impulsados por una corriente renovadora que propone un cambio de rumbo. Es una fuerza incontenible que ya no traga entero y el rechazo a la operación Trump logrará hundirlo más en su aspiración reeleccionista.
Un nuevo inconveniente surgió a las actividades de las SFAB en Colombia ante la aceptación del Tribunal Administrativo de Cundinamarca de una tutela presentada por veinte parlamentarios para que se suspendan las actividades militares de EE. UU. en Colombia. El gobierno apeló la decisión.
Posdata: El presidente Donald J. Trump y el secretario de Defensa, Dr. Mark T. Esper, asistieron a una sesión informativa sobre la operación de lucha contra los narcóticos en la sede del Comando Sur de los Estados Unidos en Doral, Florida, el 10 de julio de 2020. En la reunión se mencionó el mal que está produciendo Venezuela a los EE. UU. al inundarlo de droga, y que Maduro está cercando y neutralizando. Trump elogió el informe presentado por los comandantes: “Están haciendo un trabajo fantástico”.
Es claro que el desprestigio de Trump de cara a las elecciones de noviembre lo trata de recomponer con la reconquista de Venezuela. No lo logrará.
Es claro que el desprestigio de Trump de cara a las elecciones de noviembre lo trata de recomponer con la reconquista de Venezuela. No lo logrará.
Pie de foto. El almirante Craig Faller, comandante del Comando Sur de los EE.UU. señaló a Trump que dentro de su equipo está el general Juan Carlos Correa, (atrás de pie) gentilmente enviado y con los gastos pagos por Colombia para que “trabaje para mí”.
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