El crecimiento de estas multinacionales, en especial las de las redes sociales ha llegado a cifras inimaginables. En la actualidad el 49% de la población mundial (aproximadamente 3.800 millones de personas) hacen uso de las redes sociales y han contribuido con la entrega de su información al empoderamiento de estas compañías. El mecanismo utilizado para este logro ha consistido en el ofrecimiento de servicios que en la actualidad se consideran necesarios, incluso indispensables en las actividades del ser humano y las sociedades. Estos se han visto más resaltados en esta época de pandemia.
Por Nelson Ortíz
La cantidad de información que suministramos a las empresas propietarias de las redes sociales a las que estamos inscritos, han permitido a estas multinacionales tecnológicas comercializar nuestra información y monetizar todos los datos recaudados en el mundo, pero hay algo que es de sumo cuidado y que se pasa por alto en forma permanente y es el excelente negocio, cuando se privatiza el conocimiento. A través del conocimiento el ser humano reconoce los entornos físicos, políticos, históricos o de cualquier otra índole en el que suceden las cosas y con ese conjunto de experiencias, sensaciones y reflexiones opera su razonamiento y aprendizaje. El conocimiento implica el reconocimiento y la interacción con las cosas que nos rodean (procesos cognitivos) y entre ellos están la memoria, el lenguaje, la percepción, el pensamiento y la atención entre muchos otros. El conocimiento no es un reflejo inerte sino un proceso dialéctico complejo, que se desarrolla por etapas y que marcan el devenir del ser humano.
El crecimiento de estas multinacionales, en especial las de las redes sociales ha llegado a cifras inimaginables. En la actualidad el 49% de la población mundial (aproximadamente 3.800 millones de personas) hacen uso de las redes sociales y han contribuido con la entrega de su información al empoderamiento de estas compañías. El mecanismo utilizado para este logro ha consistido en el ofrecimiento de servicios que en la actualidad se consideran necesarios, incluso indispensables en las actividades del ser humano y las sociedades. Estos se han visto más resaltados en esta época de pandemia.
La tecnología y su aplicación han producido una interrupción súbita de los viejos mecanismos en lo laboral, académico, político y social, esto ha ocasionado un aumento exponencial de la desigualdad económica de los Estados-Nación y por consiguiente de la humanidad, tema del que no se hará más referencia en este texto, pero el cual como la intromisión en el conocimiento soportan teorías de dominación política en el mundo.
El uso de herramientas como la analítica de datos, la inteligencia artificial y la teoría de juegos aplicadas al mundo BigData que han efectuado, les ha permitido a las multinacionales tecnológicas tener un mayor éxito financiero, permitiéndoles tomar decisiones, que no solo ocasionan en forma desigual la distribución del valor que generan, sino que los ha posicionado con mayor poder que los Estados-Nación. Esta es una de las razones por la cual se han visto demandadas en los últimos años en diferentes partes del mundo además del tema del monopolio que han ejercido.
Las multinacionales tecnológicas en los últimos años se han conformado como un holding, es decir como un grupo de sociedades en el que existe una empresa dominante y otras muchas subordinadas. Cada una de ellas ha sido creada y diseñada con fines específicos, que abarcan aspectos tan diversos como la energía, la electrónica de consumo, la industria pesada y de construcción, la biotecnología, la salud, los servicios, la educación, la innovación urbana, y aspectos tan llamativos como estudios del sueño, de las ciencias de la vida, del comportamiento humano y el aprendizaje, la detección de rostros, el estudio del ojo humano para determinar sus comportamientos, el envejecimiento y sus enfermedades afines, acuerdos con universidades y sus centros de investigación, y para cerrar el círculo, empresas especializadas en capital de riesgo con las que apoyan a empresas que no son de su grupo pero que se dedican a soluciones de software de código abierto y software libre, y a todo tipo de compañías no importando su tamaño, que se dedican a diferentes áreas del desarrollo tecnológico. En síntesis, están en cualquier tipo de actividad humana.
Hasta 2019 Alphabet Inc. (propietaria de Google), por ejemplo, había publicado 6.447 artículos científicos. El 82% fueron realizados en coautoría con casi 2.400 organizaciones distintas provenientes principalmente de Estados Unidos y otros países centrales, y no comparte con universidades ni organismos públicos de investigación la propiedad de las patentes que registra en base a resultados exitosos de investigaciones conjuntas. Hasta 2017 inclusive, sólo había compartido la propiedad de tres (todas con Stanford) de sus 25.538 patentes solicitadas y otorgadas.
¿Pero cómo han logrado hacer esto?
Han ganado un terreno que nadie tiene, se les ha concedido, un nuevo marco jurídico asimétrico entre la evolución del derecho comercial global y el derecho internacional de los derechos humanos, gozan de plena libertad, no tienen límites y son responsables directos de importantes vulneraciones de derechos sociales y humanos, convirtiéndose en los agentes estratégicos del capitalismo. Un claro ejemplo de esto es el anuncio hecho en enero del 2021 por parte de WhatsApp, en el que obligan a los usuarios a aceptar los cambios de políticas del tratamiento de datos o al no hacerlo deben retirarse del uso de sus servicios; no teniendo en cuenta las legislaciones internas de los Estados donde operan, y solo argumentan que es un contrato entre entes privados, desconociendo sus leyes y disposiciones internas.
Buena parte de sus ingresos reposan en paraísos fiscales desde hace muchos años, razón por la cual incluso la misma Ocde, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico, en octubre de 2019 propuso que estas empresas pagaran impuestos en los países donde están sus usuarios, en donde tengan presencia física y no solo en aquellos Estados donde esté registrada la propiedad de patentes, licencias o marcas.
El modelamiento del ser humano a través de los límites del conocimiento que vienen generando, es el arma preferida de sistemas tan salvajes como el neoliberalismo. Con los estudios que adelantan abarcan todo tipo de conocimiento. El empírico cuando cambian la observación y la experiencia de los seres humanos, el científico cuando definen por medio de algoritmos cual es la lógica y la organización que se le debe dar a la información, el intuitivo cuando cambian los modelos de razonamiento por medio de los cuales se percibe un hecho o una idea, el filosófico cuando cambian la reflexión, la observación y el diálogo sobre la realidad, el matemático cuando las relaciones entre los números y sus representaciones las encajan en su realidad, el lógico cuando cambian los dogmas, la fe o las creencias de las personas, el directo cuando cambia la interacción del ser humano con los objetos, el indirecto cuando envían información direccionada y el conocimiento político, cuando cambian la manera de cómo funciona el sistema político y los eventos políticos mundiales. No podría terminar sin decir que los cambios tecnológicos y la tecnología son buenos y necesarios, lo que tenemos que procurar y por lo que tenemos que manifestarnos, es que tanto los unos como la otra, sean beneficiosos y bien intencionados para el desarrollo de la humanidad y el mantenimiento del principio de la soberanía nacional de los Estados.
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