La Redacción
En la segunda
mitad de septiembre del año pasado publicamos en las redes del PTC tres
artículos de nuestro dirigente nacional, Marcelo Torres. En “El fin de la contienda
armada o las ventajas de la paz”[1]
planteó la respuesta a los interrogantes sobre la importancia real que tiene la
finalización de la contienda armada, y respecto de cuáles serían las ventajas
de la paz. Sobre el primer asunto insistió en que con la terminación del conflicto
armado el país superaría el mayor obstáculo del proceso de la democratización
colombiana: la utilización de la violencia como un instrumento permanente de la
lucha política para dirimir conflictos y asegurar el predominio político y
territorial. Y sobre el segundo, cómo con la paz, la lucha por la democracia y por
los cambios de fondo podría darse en condiciones sustancialmente mejores, al
librarse sin exponer a quienes lo hicieran a las brutales represalias del
atentado personal, las desapariciones, el desplazamiento forzado, la tortura, y
las amenazas contra su integridad física.
En otro de los
escritos, “Génesis de la oposición a la paz”[2],
Marcelo Torres escarba en las complejas circunstancias del conflicto armado
para identificar las raíces que dieron pábulo a la concepción difundida en el
país por la extrema derecha, para convertir a Álvaro Uribe en su jefe y
catapultarlo a la presidencia de la República. Advierte sobre la gran amenaza
que para la democracia colombiana y el desarrollo del país ha significado el
uribismo, como variedad nacional del fascismo surgido del conflicto armado, y
que, tras sus ocho años de gobierno, sigue vigente. Subraya que el descontento
y el repudio de considerables y heterogéneos sectores golpeados por los
desafueros de las guerrillas fueron canalizados y aprovechados después para
conformar una base social de la corriente de extrema derecha para acrecer y
ensanchar su influencia política. Y sostiene que la condición para haber
librado con éxito la lucha ideológica y política por rescatar el grueso de los
sectores sociales captados por la influencia del uribismo, residía en que la
izquierda clarificara sin esguinces su repudio a la lucha armada en las
condiciones de Colombia. Pero que, a pesar de memorables intentos de importantes
líderes de izquierda, la persistente negativa de corrientes extremoizquierdistas,
en combinación con otros factores, malogró la posibilidad de que el crucial
objetivo se coronara.
El tercero de
estos artículos, “La paz y el cambio democrático”[3]
fue publicado a escasos días del 2 de octubre, fecha del plebiscito
refrendatorio. Aunque partía del hecho de que Gustavo Petro ha jugado un papel como
“el líder de la más importante corriente democrática del país, –su más vigorosa
carta para las presidenciales del 2018, y la más confiable–”, Marcelo Torres
difería completamente de la propuesta del exalcalde de Bogotá sobre la
convocatoria de una asamblea constituyente. Según Petro, la “verdadera paz” iba más allá de la
refrendación de los acuerdos con las Farc y estas no
habían aprovechado las negociaciones para plantear la necesidad del “cambio estructural”. En consecuencia procedía,
propuso Petro, la introducción por los votantes en las urnas de
una papeleta adicional, no vinculante, simultánea con el plebiscito, demandando
una asamblea constituyente. En el artículo se replicaba que no eran lo mismo
las negociaciones comenzadas en La Habana en 2012, que las de El Caguán en
1999; porque en ese entonces las Farc se hallaban militarmente en ascenso, mientras
que en las más recientes venían de recibir múltiples y rudos reveses. Que, con
semejante balance de fuerzas, las Farc no podían plantear cambios de fondo en
la mesa de negociaciones, so pena de abortarlas o postergarlas indefinidamente.
Y que, pese a ello, lo que se negoció en La Habana, la terminación de la
confrontación armada, la pura y simple paz, constituiría, una vez cumplidos los
acuerdos, un inmenso desbrozamiento de la ruta venidera para librar la lucha
democrática en condiciones incomparablemente mejores.
En
“Notas de inicio de año”[4],
de enero de 2017, Marcelo Torres observa que a pesar de que entre el texto de
los acuerdos de La Habana originales y el de los acuerdos renegociados, se
percibieron algunos retrocesos o debilitamientos conseguidos principalmente en
materia agraria, la ratificación de estos por la Corte Constitucional y el
Congreso se registra como una gran victoria para Colombia y una importante
premisa para el buen suceso de su inmediato porvenir. Quedó claro –agregó el
artículo−que la facción más fuerte e influyente de la extrema derecha, la que
encabeza el expresidente Uribe, luego de haber tratado por todos los medios de
sabotear e impedir los acuerdos, y de no aceptar los modificados y definitivos,
se opondrá resueltamente a su implementación. Por lo cual, se alerta, que entre
los cursos factibles del desenvolvimiento de la situación nacional, no puede
ignorarse la amenazante posibilidad de nuevos procesos de violencia desatados
por grupos ilegales armados opuestos a la paz. El escenario donde habrá de
ventilarse la pugna, se advierte, entablada por el cumplimiento de los acuerdos
de paz, será el de las elecciones presidenciales de 2018, que dominarán el
panorama del nuevo año.
Para
buena parte del país, constata de modo positivo el artículo, aparece clara la
necesidad de proponer y propiciar una coalición muy amplia, para enfrentar la
posibilidad del retorno de Uribe a la dirección del Estado con todo lo que
significaría, al igual que a la eventualidad de un gobierno de Vargas Lleras.
Coalición que se concretaría en el apoyo a una candidatura presidencial
comprometida con el cumplimiento y la consolidación de los acuerdos de paz y
con otros acuerdos democráticos, pactables entre fuerzas distintas pero
interesadas en civilizar la contienda política. Como obstáculos a esta táctica,
se menciona en el escrito, la extrema renuencia de la izquierda a realizar
acuerdos o alianzas fuera de sus filas, o incluso en la actualidad, a pactarlos
entre sus mismas tendencias, así como la aparente inclinación del presidente
Santos por la candidatura de Vargas Lleras.
Las “Notas de inicio de año”, concluyen que hay que
seguir trabajando porque el instinto de conservación de las más diversas
fuerzas de la democracia produzca por fin un sacudón concientizador que, para
enfrentar las amenazas ciertas, se enrute hacia un gran acuerdo que conjure la
violencia y salve la paz.
1 Ver: http://labagatelaptc.blogspot.com.co/2016/10/el-fin-de-la-contienda-armada-o-las.html.
2 Ver: http://labagatelaptc.blogspot.com.co/2016/10/genesis-de-la-oposicion-la-paz.html.
3 Ver: http://labagatelaptc.blogspot.com.co/2016/10/la-paz-y-el-cambio-democratico.html.
4 Ver: http://labagatelaptc.blogspot.com.co/2017/01/notas-de-inicio-de-ano-i.html.
2 Ver: http://labagatelaptc.blogspot.com.co/2016/10/genesis-de-la-oposicion-la-paz.html.
3 Ver: http://labagatelaptc.blogspot.com.co/2016/10/la-paz-y-el-cambio-democratico.html.
4 Ver: http://labagatelaptc.blogspot.com.co/2017/01/notas-de-inicio-de-ano-i.html.
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