Debido
a la tremenda importancia implicada en la decisión que deben tomar los
bogotanos sobre la revocatoria o permanencia del alcalde Enrique Peñalosa, La
bagatela reproduce el artículo publicado en facebook, por el secretario General
(e) del PTC, Yezid García Abello, como un imprescindible material de reflexión
de nuestros lectores, dada la decisiva repercusión que en el curso del
movimiento democrático del país han tenido los sucesos de la lucha política en
la capital durante los últimos lustros.
Ver video: https://www.facebook.com/PartidodelTrabajodeColombia /videos/1389844771028825/
La propiedad del sector financiero sobre los principales
medios de comunicación es un hecho en crecimiento en el mundo de hoy, y
Colombia no es una excepción. El más importante diario del país, El Tiempo,
hace varios años ya dejó de ser “el periódico de la familia Santos” para
convertirse en el “periódico del Grupo Financiero Sarmiento Angulo”. Y, por
ello, sin pudor alguno, los editorialistas a sueldo del magnate juzgan
amañadamente los hechos, condenan a algunos y absuelven a otros, según sus
particulares intereses, según el rumbo de sus inversiones y según la
prosperidad de sus negocios. Es decir, según las leyes, para ellos inexorables,
del mercado.
En editorial reciente, titulado “La Revocatoria”, El Tiempo
sale lanza en ristre a defender la administración de Peñalosa en Bogotá,
haciendo afirmaciones y acusaciones sin sustento que solo son realidad en las
mentes calenturientas del hombre más rico de Colombia y de su grupo financiero,
quienes lo hacen convencidos de que aún en Colombia, como lo fue en el siglo
anterior, una mentira escrita en El Tiempo se convierte automáticamente en “una
gran verdad” para una opinión pública desprevenida y “fácilmente manipulable”.
Dice el editorial de marras que “hay derecho a disentir, a
criticar y a revocar al alcalde” pero que “no resulta aconsejable recurrir a la
mentira abierta y a la manipulación del electorado”, refiriéndose claramente a
los ciudadanos, que en gran número y diversidad gremial, social y política, han
decidido, libre y autónomamente, hacer uso de la Constitución y la ley, que
contemplan la revocatoria del mandato de los alcaldes a través de la
recolección de firmas y la convocatoria de un referendo al respecto. Es decir,
según El Tiempo, las firmas se le solicitan a la ciudadanía con “mentiras y
engaños”.
No es mentira, ni engaño a los firmantes de la revocatoria,
que la venta de la ETB y del 20% de la acciones de la Empresa de Energía de
Bogotá, no hizo parte del Programa de Gobierno que Peñalosa inscribió ante las
autoridades electorales.
No es mentira que el valor de la ETB se incrementó
considerablemente como consecuencia de las inversiones y programas de
modernización que realizó la administración anterior como se puede corroborar
con el precio de sus acciones en bolsa; y que el “doctor” y el actual gerente
de ETB están empeñados en marchitar la calidad de servicios y la imagen
corporativa de la empresa para feriarla al capital privado.
No es mentira que Peñalosa hizo aprobar en el Concejo de
Bogotá vigencias futuras para la financiación de un Metro elevado sobre el cual
no existen estudios financieros, ni técnicos ni diseños de ingeniería; y que
por su culpa, la mayoría del Concejo prevaricó, como lo investiga actualmente
la Fiscalía.
No es mentira que la actual administración liquidó el
programa “Territorios Saludables” y despidió a miles de trabajadores de la
salud, lo que se ha traducido en una drástica reducción de la calidad de la
salud pública en la capital y ha contribuido a incrementar la congestión en las
urgencias de los hospitales de la red pública hospitalaria.
No es mentira que el Alcalde, en acción que beneficiará a
propietarios de terrenos, urbanizadores y financistas, pretende acabar con la
reserva forestal Thomas Van Der Hammen, a través del cambio de uso del suelo de
la reserva y la urbanización de buena parte de ella, en contravía del criterio
de científicos, ambientalistas y ciudadanos del común, que defienden la
existencia de esta reserva como fundamental para preservar el agua y la vida en
el frágil territorio bogotano y para que Bogotá pueda enfrentar las
consecuencias del cambio climático.
No es mentira que varios secretarios del Gabinete, altos
funcionarios distritales y empresas que financiaron la campaña de Peñalosa
tienen propiedades en la reserva Van Der Hammen y sus terrenos se valorizarían
exponencialmente si la CAR, a pedido de Peñalosa, cambia el uso del suelo. Como
tampoco es engaño a los firmantes de la revocatoria afirmar que varios
secretarios aparecen mencionados en los Panamá Papers y los Panamá Data, y que
todavía hoy no ha habido ninguna explicación al respecto.
No es mentira que hay abundancia de vendedores ambulantes en
Bogotá porque hay desempleo, porque ha habido desplazamiento por la violencia,
porque un modelo económico neoliberal llamado la “apertura económica” arruinó
sectores clave de la industria y la producción agropecuaria nacional y, por
ello, las leyes exigen concertación y soluciones previas antes de proceder,
como lo hizo Peñalosa, al desalojo violento e irracional de una población
vulnerable, que en precarias condiciones se gana la vida en las ventas
callejeras y sólo solicita al Estado oportunidad de trabajar.
No es mentira que la inversión social, en términos reales,
ha disminuido dentro del presupuesto distrital, especialmente en los aportes
oficiales en primera infancia, adulto mayor, juventud, madres gestantes y
embarazo adolescente.
No es mentira que los nuevos colegios que se van a construir
en esta administración serán entregados en concesión a la educación privada,
consolidando así la nefasta tendencia a debilitar la educación pública y a desconocer
los avances pedagógicos y laborales del magisterio distrital.
No es mentira que el servicio de transporte público,
especialmente, el Transmilenio, está sobresaturado, es crecientemente incómodo
e inhumano, no ofrece seguridad a los usuarios y se ha convertido en un foco de
inconformismo que, en cualquier momento, puede explotar.
No es mentira que el Alcalde ha declarado que Bogotá tendrá
que padecer por 100 años el servicio de transporte en buses de Transmilenio,
que esos buses hacen “lo mismo que el Metro” y cien estupideces más para tratar
de convencer a la opinión pública de que el Metro es muy costoso y los trenes y
los tranvías, que usan energías limpias, están reservados para otras latitudes.
No es mentira que cuando se critica cualquier aspecto de la
administración del “doctor” esta responde, sin argumentos ni realizaciones,
diciendo que “todo es culpa de la administración anterior, culpa de Gustavo Petro”.
Si el editorialista de El Tiempo tuviera en cuenta sólo los
pocos aspectos y temas de interés ciudadano que se trataron brevemente en estas
líneas entendería, como entiende a cabalidad la ciudadanía, por qué todas las
encuestas, de todas las firmas encuestadoras, “rajan” a Peñalosa y lo sitúan
como el mandatario de ciudad capital con menor aceptación y mayor reprobación
del país.
¡Unidos revocamos a Peñalosa!
Bogotá D.C., 19 de enero de 2017.
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